Se ha celebrado en la ciudad ucraniana de Lviv la Primera Conferencia Europea Internacional «Nation Europa»: La construcción de una Europa neofascista

El pasado 24 de agosto, día de la independencia de Ucrania, la ciudad de Lviv acogió la Primera Conferencia Europea Internacional “Nation Europa”, expresión de la ultraderecha, de inspiración neofascista o neonazi, que se moviliza en Europa en torno a los principios de la Tercera Vía.

Articulo de la gasteiztarra Nahia Sanzo publicado en la web Slavyangrad (slavyangrad.es) bajo el titulo «Nation Europa: La construcción de una Europa neofascista»

«Al margen de la evidente concepción racista del mundo de las organizaciones neofascistas reunidas en Lviv, es curioso que la diferencia entre Europa y aquello que está más allá de lo que consideran sus fronteras no difiere en exceso de la concepción del jardín y la jungla que han planteado oficiales de la Unión Europea.»

La Conferencia de Lviv

Según algunos de los participantes, como los miembros del Dritte Weg alemán, el objetivo de los organizadores era “reunir a los nacionalistas europeos que no se dejan corromper por la agitación política del Kremlin”. Cualquier formación que se desmarque mínimamente del discurso oficial es susceptible de ser acusada de estar bajo la influencia de Moscú. Solo aquellos que se adhieren firmemente a ciertas ideas están libres de sospecha. En el acto, “se sentaron las bases de la futura cooperación entre los países europeos para asegurar nuestro espacio vital común”. En este sentido, un rasgo determinante de la Tercera Vía representada en Lviv es su concepción europeísta. Se perfila como proyecto con aspiraciones de expansión europea y para Europa.

En su parte introductoria, los responsables ucranianos de la Conferencia dieron la bienvenida a los “guerreros, voluntarios, cosacos y cruzados” en la ciudad real de Lviv que, según sus palabras, “se levantó como escudo de Europa frente a la horda mongola en el siglo XIII de la misma forma que Ucrania defiende [ahora] a Europa de la horda rusa”. Al margen de la evidente concepción racista del mundo, es curioso que la diferencia entre Europa y aquello que está más allá de lo que consideran sus fronteras no difiere en exceso de la concepción del jardín y la jungla que han planteado oficiales de la Unión Europea.

Con posterioridad, los distintos representantes de las organizaciones internacionales invitadas presentaron los rasgos principales que caracterizan a sus partidos y movimientos: su estructura, formas de trabajo y actividades; así como sus planes y objetivos políticos.

Por Ucrania participaron de forma directa en el acto el partido Svoboda, el movimiento Avantguardia (Avanhard), el Regimiento C14 de Yevhen Karas y los grupos combatientes Tradición y Orden y WotanJugend. También estuvieron representadas algunas de las formaciones de voluntarios extranjeros que forman parte de las Fuerzas de Defensa de Ucrania. La presencia más destacada correspondió en este caso al Cuerpo de Voluntarios Rusos (RDK), con intervención activa de su líder, Denis Nikitin (White Rex), calificado por Alemania como “uno de los neonazis más peligrosos de Europa”, motivo por el que tuvo que abandonar el país para instalarse en Ucrania. También participaron en la Conferencia delegados de los Cuerpos de Voluntarios de Bielorrusia y Alemania, así como soldados italianos de la Legión Internacional adscritos al GUR, los partisanos de Kirilo Budanov.

La participación de partidos y movimientos extranjeros se centró, de forma mayoritaria, en grupos del centro y del este de Europa. Entre los grupos procedentes del ámbito territorial germánico estuvieron presentes miembros del partido Dritte Weg (Der III. Weg), en concreto el vicepresidente del partido Klaus Armstroff y el activista sajón David Dschietzig, acompañados por miembros del grupo Expedition Avantura de Baldur Landogart, así como por delegados de los Nacionalistas de la Austria alemana. Junto a ellos, la representación de organizaciones del este europeo estuvo a cargo de la Tercera Posición Albanesa (ATP), la Unión Nacional Búlgara (BNS), los nacionalistas autónomos de Eslovaquia, el grupo «Nacionalisté» de la República Checa y la Trzecia Droga de Polonia.

El mensaje de Gabriele Adinolfi

La participación de organizaciones del occidente europeo quedó limitada a la organización neofascista italiana Casa Pound. Sin embargo destacó en la Conferencia la intervención del ideólogo neofascista y tercerista, Gabriele Adinolfi, presentado como invitado especial en el acto.

En su mensaje a la conferencia, Adinolfi mencionó que la guerra en Ucrania “ha devuelto al primer plano el espíritu guerrero” en Europa. Señaló, en ese contexto, la necesidad de “crear nuevos modelos que estén impulsados por principios”, capaces de cristalizar en su carácter atemporal y con potencial suficiente para ser transmitidos “a través de la sangre y el mito”, esto es, a través de la violencia y la guerra y del control de la cultura.

Para hacer frente a la “era del capitalismo avanzado y su alma comunista [que] ha transformado a las élites en oligarquías supranacionales y clasistas”, y en oposición a “la versión derechista del marxismo, que opone el pueblo a las élites”, el ideólogo tercerista enfatizó la necesidad de formar unas nuevas élites europeas populares. “Esto es lo que el destino nos exige: formar élites. No élites de grupo, de partido o de gueto, sino élites populares. El gran desafío es crear nuevas élites para Europa”, afirmaba en su mensaje.

A esas élites, expresión del pueblo en procesos revolucionarios nacionales similares a los del siglo XX (entiéndase el nazismo o el fascismo, pero también movimientos como el que desembocó en el franquismo en España), Adinolfi les asigna el papel de participar en el “choque de élites” que determina el desarrollo histórico, afrontando las actuales “oligarquías supranacionales y clasistas”. Serán el resultado de una dinámica interna de selección de los más válidos para conformar “un espíritu europeo vivido y compartido”, en términos no sólo de habilidades e inteligencia racional, sino de capacidad existencial. “Europa necesita élites que rujan y rían … que estén vivas en todo lo que es esencial, no meramente formal”, afirma antes de recordar que “sólo la guerra, el eros y el arte son auténticos”.

El vínculo del proyecto con las ideas imperiales y corporativas del fascismo es evidente y queda así reflejado en su texto: “Construir vínculos sociales en una sociedad desintegrada, trabajando para crear autonomías que reconecten con un centro ideal según el concepto de Imperio, actualizando el concepto corporativo que es el único capaz de oponerse al liberalismo y a su sirviente comunista”. Aunque desde hace décadas inexistente como fuerza política relevante en el continente, el comunismo sigue siendo una de las grandes obsesiones de la extrema derecha. Lo importante, según Adinolfi, “es concebirnos como un centro imperial impersonal, consciente, que ama a Europa en su totalidad y no actúa por mero resentimiento hacia la política o la sociedad actuales”. “Europa debe ser central, no subordinada a Oriente ni a Occidente, sino un faro libre de Tercera Posición en el mundo”.

El Memorando de la Conferencia

La conferencia culminó con la firma del «Memorando de Unidad y Cooperación» por parte de todos los representantes presentes. Este memorando pretende simbolizar el compromiso de los firmantes con el objetivo de “unir a los movimientos de derecha de Europa para crear una base política y metapolítica para defender los intereses de las naciones europeas”.

Como señalaban, al recoger los resultados de la Conferencia los representante alemanes de Dritte Weg, los distintos participante en la conferencia participan de un concepto común de Europa, resumido en el lema «Europa-nación». Este concepto hace referencia a la asociación de Estados-nación europeos fuertes e independientes que persiguen los mismos intereses políticos, económicos y militares. En ese sentido, el Memorando presenta a Nation Europa como “una organización paneuropea”. Refleja el acuerdo de los participantes de cooperar, como asociación de todas las organizaciones presentes, para consolidar “la integridad territorial de Europa, la defensa de los valores comunes e intereses nacionales, así como por el fortalecimiento de las posiciones de cada miembro a nivel nacional e internacional”. Se trata de un compromiso de protección del futuro de Europa en el que la Conferencia pone las bases de “un renovado esfuerzo para asegurar el futuro de nuestras naciones”.

Teniendo en cuenta la estrecha definición del término nación, no debe ignorarse el aspecto racista de este planteamiento. En este sentido, el Memorando reivindica un nacionalismo paneuropeo en el que se afirma que “Europa es nuestra verdadera patria, cultural, histórica, étnica y civilizacionalmente, abarcando todas las patrias nacionales y pequeñas. El paneuropeísmo une a los pueblos dispares pero genealógicamente conectados de Europa en una única realidad política y espiritual”.

Afirma igualmente una dimensión comunitarista en el que la “comunidad”, entendida como nacional, se presenta como “superior al egoísta «yo» humano” y se enfrenta en “oposición orgánica al poder de los oligarcas y las corporaciones transnacionales”, aunque de forma compatible con la preservación y desarrollo de la singularidad cultural de cada región.

Lo más llamativo del memorando, no obstante, es la visión biopolítica de la opción paneuropea. Según el Memorando, existe una creciente conciencia de que “la biopolítica representa la cuestión más crucial de nuestro tiempo, nuestro próximo horizonte y, de hecho, el ámbito de la realidad política en el sentido de Carl Schmitt”.

Detrás de ello subyace, en realidad, la perspectiva de “una comunidad de lucha por la supervivencia” [en palabras de Dritte Weg] de la Europa blanca. Según los firmantes del memorando, “Europa se encuentra en una coyuntura crítica”, con una serie de desafíos en cuyo centro “se encuentran la crisis demográfica y la importancia vital de la biopolítica, que debe tener precedencia sobre la geopolítica. Nuestra capacidad para enfrentarnos a estos desafíos —ya sea el dominio ideológico del liberalismo de izquierda o las amenazas existenciales de la migración masiva y la expansión del Islam— es crucial para la supervivencia y la prosperidad de la civilización europea”, es decir, de la raza blanca.

Esta aproximación se mezcla con cuestiones bioéticas [léase debate sobre identidad de género y orientación sexual] en el que la derecha neofascista de Nation Europa detecta el principal ámbito de confrontación cultural con el “dominio liberal de izquierdas actual” y las narrativas asociadas “que socavan los valores europeos tradicionales”. Así, en lo relativo a la bioética “las normas modernas, impulsadas por influencias postrotskistas, trabajan activamente contra el crecimiento positivo de las poblaciones europeas nativas”.

La dimensión tercerista del Memorando queda afirmada en el apartado en el que señala que el desafío principal para Nation Europa “es la lucha por una Europa independiente, libre de influencias hegemónicas externas como las de Estados Unidos y Rusia. Esto implica resistir la globalización, defender las fronteras de Europa y afirmar nuestra soberanía”. Y es precisamente en este punto en el que resulta fundamental el actual papel de Ucrania: “La guerra en Ucrania ejemplifica … la lucha por la independencia y la identidad europeas”.

Ésta, en definitiva, es la visión de un Memorando que ante todo pretende salvaguardar a Europa “de amenazas demográficas e ideológicas”.

Lo que hay detrás de Nation Europa

La principal cuestión es considerar qué fuerzas reales se sitúan detrás del proyecto Nation Europa y qué relación tienen con el actual conflicto ucraniano.

Aunque no se trata de la cuestión fundamental, el primer hecho a destacar es el decisivo papel en la Conferencia de militantes vinculados al RDK. Esto queda reflejado en la presencia de Denis Kapustin (Nikitin, White Rex) y de Alexey Levkin, junto a otros miembros del grupo armado, pero también en la participación paralela de grupos neonazis como Wotan Jugend cuya creación es en gran parte resultado de la acción militante de Levkin.

Levkin es conocido no sólo por ser el líder de proyectos musicales como Adolfkult o de la banda de Black Metal М8Л8ТХ (Moloth en forma legible, el “Martillo de Hitler” en cuanto a su significado real), con toda su letanía de mensajes apologéticos del nazismo y de sus acciones exterminadoras, sino también por su conexión histórica con el entramado del movimiento Azov. Se trata de una colaboración que no sólo se traduce en la colaboración con la rama militar, sino también con la política-ideológica.

Levkin se perfila como un teórico de la nueva ultraderecha en el este de Europa, con indudable influencia en los medios nacionalistas ucranianos. En la difusión continuada de las ideas tradicionalistas, y contra-modernistas, de Julius Evola, Levkin enlazó rápidamente con la línea de debate ultranacionalista impulsada en su momento por Olena Semenyaka en proyectos como Reconquista o Paneuropa. El Russki Tsenter formado por Levkin se presentaba además, en coherencia con el contenido del Memorando de Lviv, como “una organización derechista rusa que defiende firmes posiciones anti-Putin y aboga por la unidad pan-europea en vez de la asimilación euroasiática”. Levkin es también un defensor de la acción militante, incluida en su dimensión militar. De ahí la fascinación por “la tercera vía proveniente de la implacable lucha nacionalista, la ucraniana en particular”.

La presencia de Levkin en la Conferencia de Lviv no se vincula solo con el RDK, sino también con su relación con un movimiento Azov que, aunque nunca de forma expresa, también forma parte de las organizaciones vinculadas al Memorando. El logo del movimiento aparece tanto en el cartel anunciador de la conferencia como durante el propio acto. Se trata de un segundo aspecto esencial en relación con la organización del acto de agosto de 2024 en Lviv.

La principal figura del acto se vincula, además, a la Tercera Brigada de Asalto del coronel Biletsky y de Maksim Zhorin, principales figuras de Azov y del Corpus Nacional, Brigada en la que participa de su servicio médico. También queda vinculado a Levkin como bajista de la banda Moloth y de Adolfkult. Se trata de Yury Pavlyshyn, con sus alias asociados (Naglfar en Moloth, Dum en la Tercera Brigada). Dum es teniente principal de la compañía médica de la Tercera Brigada de asalto. Formó parte del equipo que participó en el proceso de reclutamiento en las prisiones de Ucrania y que seleccionó a prisioneros para su integración en las unidades de la Brigada.

La conexión Levkin-Pavlyshyn refleja la continuidad de los proyectos de agrupación de la extrema derecha tercerista que ha impulsado desde la pasada década el movimiento Azov. Y ahí es donde aparece la tercera -y decisiva- dimensión del acto ultraderechista de Lviv: el engarce del acto en la acción política-militar de los grupos de poder en la actual Ucrania.

A este respecto resulta de especial relevancia la información que transmite del acto el grupo Dritte Weg donde se menciona que la Conferencia Nation Europa no se limitó al acto de confluencia de grupos europeos neofascistas o neonazis sino que existieron actos paralelos. Así, el partido alemán hace mención a las conferencias separadas en las que se examinó el papel de los movimientos nacionalistas ucranianos en las fuerzas armadas antimoscovitas, así como la visión de una futura Ucrania como organismo guardián en el Este junto con las otras naciones del Oeste. “Mientras que los traidores “patrióticos” y comunistas de Europa central y occidental ven a Putin y su gigante, la Federación Rusa, como su salvador, los nacionalistas auténticos conocen la importancia de la condición de Estado de Ucrania” señalan en Dritte Weg. La información sobre estas conferencias paralelas es, por ahora, limitada.

El peligro de la ultraderecha paneuropea y proucraniana

El carácter aparentemente marginal de las fuerzas que pretenden agruparse en torno a Nation Europa no debería llamar a engaño respecto al peligro que representan estos grupos que, dado su vinculación a unidades bélicas preparadas y fuertemente armadas, se sitúan aún más allá de aquellas fuerzas fascistas que pretendían agruparse en torno a la dialéctica del puño y de las pistolas.

A este respecto resulta ilustrativo el pensamiento del principal referente en la organización de la Conferencia Nation Europa de Lviv, Yuri Pavlyshyn, tal y como ha dejado constancia en sus redes sociales. El punto esencial es el relativo a su defensa de la dictadura militar: “Sólo los militares tienen una mentalidad diferente … En la historia mundial pasada, hay ejemplos vívidos de cómo el poder pertenecía solo a los veteranos de guerra y, como sabemos, fue durante el reinado de tal poder que los países salieron de la depresión, se desarrollaron y verdaderamente florecieron, creciendo hasta convertirse en poderes del nivel continental. Alguien dirá que habrá una dictadura. Sí, es verdad. Porque la dictadura será en cualquier caso el Kremlin o la izquierda «occidental», a la que hipócritamente llaman «democracia»”

Esta visión refleja el reto al que se enfrentará, desde luego, en el próximo futuro Ucrania, la idea -defendida por Dum y sin duda extendida en muchas esferas militares del país- de que “las verdaderas élites de nuestra antigua Ucrania se encuentran ahora en trincheras y refugios, en sótanos y cuarteles generales. Y todo lo que no se convierta en poder de la misma aristocracia de Trinchera será una derrota”. El proyecto no es otro que una dictadura militar, nacional y racial: “Nuestro camino después de la guerra es la militarización, el servicio militar obligatorio para todos, la industria militar, el apoyo a la viabilidad del ejército y la exaltación del honor del soldado y del militar”. “La creencia en el poder y la originalidad, el conocimiento de las hazañas gloriosas de los antepasados, los héroes de hoy, los valores tradicionales milenarios, la militancia, la identidad cultural y racial nacional son los postulados de la futura gran Ucrania”.

Se trata, no obstante, de una amenaza que se extiende más allá de Ucrania, tal y como pretenden los firmantes del memorando de Nation Europa. Esta amenaza parece centrarse solo en apariencia en el enfrentamiento contra el enemigo tradicional, ese “mayor mal y enemigo del hombre [que] ha vuelto a sacar su apestoso trapo rojo” del que nos habla Pavlyshyn, según él con “con ganas de matarnos por estar en nuestra tierra, por lo que somos”. Pero, en realidad, se extiende a cualquier enemigo de las ideas de la derecha de Nation Europa en todos nuestros países.