«Las Islas Canarias se han convertido en un punto estratégico para las operaciones militares de la OTAN. A medida que crece la presencia militar, aumentan también las voces que denuncian la militarización del archipiélago y reclaman un futuro de paz y neutralidad.»
*Ernesto Gutierrez / Canarias Semanal (canarias-semanal.org)
El pasado mes de abril, la Plataforma Canarias por la Paz, contra la OTAN y por la Neutralidad (PCPCON) denunciaba, enérgicamente, la creciente militarización de las Islas Canarias, advirtiendo sobre cómo el archipiélago ha sido transformado en un «portaaviones» al servicio de la OTAN y las potencias militares lideradas por Estados Unidos.
Un proceso – advierten desde esta Plataforma- «que no solo amenaza la paz y seguridad de la región, sino que también desvía recursos esenciales para la población local hacia la maquinaria bélica”.
La denuncia de la PCPCON ponía en evidencia la realidad de que, en efecto, las Islas Canarias, conocidas mundialmente por su belleza natural y su importancia turística, se han convertido en un escenario clave para los ensayos militares de la OTAN y el Ejército español.
En los últimos años, las islas han albergado múltiples maniobras militares, como el ejercicio Ocean Sky 2023, que se llevó a cabo en Lanzarote y Gran Canaria. Un ejercicio que involucró a más de mil soldados y 50 aeronaves de combate de seis naciones europeas, ocupando un área que supera los 11.000 kilómetros cuadrados de mar abierto.
Estas maniobras encubren una estrategia geopolítica más amplia. Se trata de operaciones diseñadas para reforzar el control sobre zonas estratégicas como el Sahel -una región rica en recursos naturales pero asolada por conflictos armados y crisis humanitarias- y convierten a Canarias en una pieza clave en la proyección de poder militar de Occidente hacia el continente africano.
La militarización como estrategia y sus repercusiones
La militarización de Canarias, desde luego, no es un fenómeno novedoso, pero ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años.
Con un militar por cada 145 habitantes, la presencia de las fuerzas armadas es notablemente alta en el archipiélago. Además de la ocupación física del territorio, la militarización se manifiesta en la integración de lo militar en la vida civil, afectando incluso a la educación, donde la presencia de fuerzas armadas en escuelas y eventos cívicos es cada vez más frecuente.
Las organizaciones populares insisten en rechazar que Canarias siga siendo utilizada como una base logística para la guerra, con graves repercusiones para su población. Las maniobras militares y el uso de las infraestructuras canarias para operaciones bélicas no solo generan ruido y contaminación, sino que también imponen un estado de normalización de la violencia en el archipiélago.
La resistencia canaria y la lucha por la paz
A lo largo de la historia, Canarias ha sido un baluarte de resistencia contra la militarización. En 1986, los canarios votaron mayoritariamente en contra de la integración de España en la OTAN, reflejando un rechazo profundo a ser partícipes de las estrategias militares globales.
Este sentimiento ha perdurado con colectivos como la PCPCON que continúan denunciando la utilización de las islas para la guerra y abogan por un Estatuto de Neutralidad Internacional para el Archipiélago.
Estos colectivos destacan que la militarización de Canarias es más que un simple despliegue de tropas. Es un proceso que afecta todas las esferas de la vida en las islas, desde el medioambiente hasta la economía y la cultura. Las maniobras militares no solo degradan los ecosistemas locales, sino que también contribuyen al deterioro de la calidad de vida de los canarios, desviando recursos que podrían destinarse a necesidades sociales urgentes.
En la actualidad, las organizaciones sociales y políticas canarias antimilitaristas continúan reclamando que se ponga fin al uso de las islas como base para operaciones militares y que se priorice el bienestar de la población local.
La propuesta de un Estatuto Internacional de Neutralidad para Canarias busca proteger al archipiélago de la influencia militar y convertirlo en un territorio de paz y cooperación, alejado de los intereses bélicos de potencias extranjeras.
Además, estas organizaciones subrayan la ironía de las exhibiciones militares en las islas, donde aviones de combate lanzan colores en el cielo para distraer a la población de sus rutas letales.
“Se trata –denuncian – de un proceso diseñado para normalizar la presencia militar, oculta las verdaderas intenciones de las maniobras y el impacto destructivo que tienen sobre el medio ambiente y la vida de los canarios”.