*Washington Post
Las Fuerzas Armadas rusas siguen ganando terreno con ganancias tácticas en municipios clave de la República de Donetsk, como Pokrovsk, un punto de tránsito importante, Kostiantynivka, que tiene una autopista estratégica, y Toretsk, un foco industrial.
Las tropas ucranianas admiten que si pierden estas tres localidades será inevitable que toda la República de Donetsk quede bajo control ruso.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania también se vieron obligadas a dividir sus fuerzas debido al avance ruso en el óblast ucraniano de Járkov, a cuya capital cada vez están más cerca.
Una de las principales razones de estos éxitos de Rusia se debe a su capacidad para adaptarse y evolucionar en el terreno de batalla, según reconocen los comandantes ucranianos:
«Antes lanzaban muchos hombres con esfuerzos prolongados y muchas bajas […], pero ahora, los comandantes operacionales rusos están aprendiendo a cómo realizar ofensivas mutuamente reforzadas y simultáneas para mantener una constante presión en los recursos ucranianos».
Otros problemas, según apuntan los soldados ucranianos, es la falta de tropas, mientras muchos varones en edad de servir huyeron del país o se esconden de los reclutadores.
Las tropas ucranianas también culpan a sus comandantes de los fracasos en el frente, que llegaron a ocasionar que el Ejército de Ucrania y el de Rusia acabasen mezclando sus posiciones varias veces por accidente.
La escasez de armas pese a todos los envíos de Occidente es otra de las causas del desplome del Ejército ucraniano, que teme que las elecciones de EE.UU. terminen con una victoria de Donald Trump y les oblique a negociar la paz con Rusia a expensas de reconocer los cinco territorios reunificados en 2014 y 2022 como parte de Rusia.