*Santiago González Vallejo / Lo Que Somos (loquesomos.org)
“Sí, hay noticias
Es un espía ruso llamado Rubcow.
Que tenga un buen día.”
El Señor Witold Jan Waszczykowski me escribe con esas pocas palabras a un texto que le remití el 31 de julio, preguntándole por Pablo González, periodista español, en esos momentos preso en la cárcel polaca de Random.
El día 1 de agosto en una operación que involucró a varios países se liberó a varios periodistas y otras personas presas en diferentes países, entre ellos a Pablo González.
El Sr. Waszczykowski, eurodiputado, afirma una cosa, que Pablo González es espía. Sin presunción de inocencia, sin juicio previo, sin cargos formales de las autoridades polacas, tras 29 meses de su detención, En una prisión incomunicado; en una celda 23 horas al día, Sin poder comunicarse vía on line con su familia, Sin hablar con los hijos. Con sólo tres visitas de la madre de sus hijos en todo este tiempo,…
Y aún se preguntan algunos ¿porqué Polonia tiene carencias de un Estado de derecho y procedimientos judiciales penosos? ¿Y qué representantes tiene?
También las autoridades españolas han sido serviles ante su socio polaco. Ni siquiera han reclamado fehacientemente la posibilidad de que Pablo González regrese a España, en libertad vigilada, hasta que se celebre un juicio.
El día de la carta, 31 de julio habían transcurrido 29 meses y tres días desde su detención el 28 de febrero de 2022, sin que desde esa fecha las autoridades polacas o el sistema judicial polaco presentase cargos formales y solo unos días antes, a su abogado se le diese conocimiento de un sumario.
En esos 29 meses, los servicios de Información polacos (y seguramente alguno más con los que tengan asociación) han comprobado cada bite de información de su móvil y ordenador requisado. Y seguíamos sin fecha de juicio, sin cargos formales.
También, han podido revisar todas las crónicas que ha realizado en su carrera y no han podido desmentir sus informaciones.
El elemento que aporta el Sr Waszczykowski es que se llama Rubcow.
Aceptemos la precipitada incorrección nominativa. Pablo González también se llama Pavel Rubtsov. Pero eso, los servicios de información polacos (y sus socios) desde el primer día de su detención es un dato no conflictivo. Tiene dos nombres, el español y ruso, dos pasaportes, el español y ruso, porque tiene doble nacionalidad al ser descendiente de un matrimonio mixto, después separados, y desde sus nueve años residente en España con su madre.
En resumen, Polonia tiene graves carencias judiciales y procesales, hasta el Consejo de Europa así lo ha dictaminado. Los servicios de información polacos, junto con otros servicios, ante la falta de pruebas han retenido a un ciudadano durante 29 meses para no desvelar su incompetencia. Gracias a un elemento exterior, la suerte de un ciudadano cambió de signo porque los servicios de información, las autoridades políticas y judiciales aprovecharon un trueque y librarse de su malhacer y dejar una sombra de duda sobre su mal comportamiento.
Y, encima, un eurodiputado (y quizá alguno más) en lugar de buscar los fallos del sistema polaco para evitar otros males, afirman gratuitamente la versión interesada, sin pruebas, que facilita la autosatisfacción de malos administradores y supuestos servidores a la ciudadanía polaca.
Julian Assange desveló crímenes. Nadie ha desmentido esos crímenes. Estuvo preso.
Salvando las distancias, ¿nadie se preguntará por los errores e intenciones de los aparatos políticos, judiciales y de Información polacos que han ocasionado 29 meses de presidio a un ciudadano? ¿Quién se los recompensará?
Que tenga un buen día.