Un informe relaciona los tratados de libre comercio y el reglamento de materias primas críticas con el giro al capitalismo bélico de la Unión Europea.
*Yago Alvarez Barba
El giro bélico y de impulso de la industria militar que ha tomado el discurso europeo necesita alimentarse con materias primas que no se encuentran en el continente. La forma de obtener la supuesta soberanía estratégica se consigue mediante acuerdos comerciales que dan forma a un nuevo neocolonialista extractivista que sangra a los países del sur global. Para lograr ese impulso bélico, las materias primas necesarias y, además, un blindaje total de las fronteras europeas, la UE ha rediseñado sus herramientas de soft power y de actuación sin necesidad del control democrático.
Ese podría ser el resumen del informe La Unión Europea y el capitalismo verde militar: materias primas y acuerdos comerciales para el extractivismo neocolonial, de Pedro Ramiro y Juan Hernández Zubizarreta de las organizaciones Ecologistas en Acción, OMAL y Paz con Dignidad. En el documento, los investigadores muestran la relación directa entre las prisas por firmar algunos de los tratados de libre comercio, como el EU-Mercosur, con el reglamento de materias primas críticas que “se ha firmado en un tiempo récord y con el hecho casi insólito de que se han puesto de acuerdo todos los organismos y los partidos políticos”, explicó Ramiro en la presentación del informe el pasado miércoles.
Dicho nuevo reglamento de materias primas críticas fija 34 de estas que la UE considera esenciales para la soberanía y autonomía de la Unión. “Varias de ellas son necesarias para la industria militar”, señala Ramiro.
La nueva estrategia europea y su recolocalización geoestratégica en el mundo no se puede estudiar desde un solo ángulo. Por ello, en este estudio han analizado las cinco directrices fundamentales que se están imponiendo en las instituciones europeas y su relación con el resto del planeta: la renovación de la agenda comercial, asegurar el acceso a materias primas, impulsar acuerdos de inversión, desarrollar alianzas público-privadas y promover la autorregulación empresarial. Centrándose más en la pata comercial, los investigadores llegan a la conclusión de que “ese reposicionamiento estratégico de la UE se da de manera coordinada en las políticas migratorias, en las de defensa y en las comerciales”.
Del verde y digital al verde oliva de guerra
El pasado viernes, sin esperar a que los nuevos cargos de las instituciones europeas se renovaran, la Comisión Europea publicaba su Agenda Estratégica 2024-2029, el documento que marca las agenda política de la UE para los próximos cinco años donde se muestra, sin muchos tapujos, que las nuevos pilares estratégicos se centran en el mantra “seguridad, defensa y competitividad” que, según Ramiro, no son más que eufemismos para referirse a militarización, control de fronteras y extractivismo.
El cambio frente al anterior plan, el de 2019, es fundamental. El retoque del capitalismo hacia un modelo verde y digital, donde la transición energética y la digitalización sirven como “las dos claves de la reacomodación empresarial”, tal y como explica Ramiro, ha devenido a un capitalismo “verde militar o verde oliva”. “La supremacía ecológica que se podía ver en el plan estratégico de 2019, da un paso al capitalismo militar”, lamenta el investigador.