La unidad europea en torno al conflicto ruso-ucraniano se resquebraja

*Ander Aranburu Amenabarro  / GeopolitikaZ

Lejos de tener una postura común y acordada, las disensiones abiertas entre los 27 estados de la UE se recrudecen cada día en torno a la postura a adoptar en lo referente a la ayuda económica y militar que se le debe proporcionar a Ucrania. Algunos estados han adoptado una postura cada vez más beligerante y son favorables a intensificar los volúmenes de ayuda militar al estado ucraniano ante la situación cada vez más precaria de sus fuerzas armadas después de la fallida contraofensiva de primavera-verano de 2023. Prueba de ello es que los últimos días se ha autorizado al ejército ucraniano a lanzar misiles de alcance intermedio y corto proporcionados por la OTAN sobre objetivos rusos. Los ataques ucranianos sobre los radares de alerta temprana en Armavir (en el Cáucaso norte) y Oremburgo (Siberia Occidental) ejemplifican la escalada bélica a la que estamos asistiendo. La precisión de estos ataques sería impensable sin la aportación de las coordenadas por parte de la inteligencia militar de la OTAN.

Francia en Primera Línea de la Escalada Bélica

En el seno de la UE uno de los socios más favorables a intensificar esta escalada bélica es la República de Francia encabezado por el Presidente Emmanuel Macron. El dirigente galo se ha puesto a la cabeza de una cruzada occidental para detener según el, las ambiciones de Vladimir Putin e impedir una victoria rusa en el campo de batalla. Por ello, sus propuestas de restituir el servicio militar obligatorio, abrir la posibilidad de estacionar soldados regulares de la OTAN en suelo ucraniano o instaurar una economía de guerra permanente apuntan en esa dirección. En realidad, estas propuestas no son más que una huida hacia adelante y un modo de enmascarar las dificultades internas como externas que padece la República Francesa. La popularidad del dirigente está en cotas mínimas y las encuetas auguran una ventaja de más de 5 puntos del Frente Nacional en unas hipotéticas elecciones presidenciales. En clave interna la reforma adhoc de las pensiones ha enfurecido a gran parte del electorado ante la amenaza de ver erosionado su nivel de vida al llegar a la vejez y las tensiones que se viven en los guetos urbanísticos de la periferia de las ciudades han azotado con fuerza generando convulsiones sociales de nuevo. Por otro lado, los indicadores económicos de Francia son cada vez peores. El crecimiento económico es negativo y el delicado estado de las cuentas públicas francesas pone en tela de juicio su credibilidad y su solvencia en los mercados bursátiles a la hora de emitir deuda pública.

A ello, hay que añadirle los fracasos de la diplomacia francesa en sus tradicionales esferas de influencia. En la África Francófona el rechazo a la influencia francesa es mayor que nunca tal y como demuestran los golpes militares del verano pasado en países como Níger. Las tensiones que se viven en estos estados ponen en peligro la seguridad energética como comercial de Francia, ya que el país galo necesita de un abastecimiento constante de uranio de estos países africanos para garantizar el funcionamiento operativo de sus centrales nucleares (responsables de generar más de dos tercios de la energía del país galo). Por otro lado, la recaudación monetaria de estas excolonias no es moco de pavo, ya que se calcula que el país galo obtiene entre 800.000 y 900.000 millones de dólares a través de tener como mercados cautivos estos estados para la exportación de sus mercancías como de su capital. Tal y como mencionaba el expresidente Jaques Chirac sin esa enorme masa de recaudación la economía francesa pasaría a la irrelevancia geopolítica. A estos problemas en su zona de influencia más próxima se le deben unir los incidentes en la lejana Nueva Caledonia, donde los afanes de independencia son mayores que nunca. La influencia francesa en el pacífico también se resquebraja a marchas agigantadas. No hay que olvidar que en 2021 el acuerdo AUKUS (suscrito entre EEUU, Gran Bretaña y Australia) canceló el acuerdo de venta de 12 submarinos entre Francia y Australia, lo que supuso un auténtico varapalo en la imagen del país galo.

Por tanto, visto los desmanes internos como externos a los que se enfrenta Emmanuel Macron, la escalada bélica en Ucrania parece una estrategia de salir del atolladero. De esta manera, el dirigente francés quiere apuntalar su legitimidad internacional y de paso estimular la catatónica y paralizada economía francesa a través de aumentar el gasto en defensa. En esta cruzada occidental va de la mano de Polonia y los países bálticos, quienes ya deseaban agudizar en el enfrentamiento militar con Rusia desde el comienzo de la Operación Militar Especial. Además, Francia quiere así tomar la iniciativa y reforzar su liderazgo frente a la UE a costa de una Alemania amenazada por la recesión y con un bajo perfil en política exterior.

La Disidencia de Algunos Estados del Grupo de Visegrad: Hungría y Eslovaquia

Aunque dentro de la UE haya firmes partidarios de incrementar los volúmenes de ayuda a Ucrania también hay detractores que apuntan en otra dirección y quieren rebajar tensiones políticas con Rusia. En este grupo se encuentran sobre todo Hungría y Eslovaquia, quienes tienen un peso económico, demográfico o político menor que otras potencias como Francia. Aun así, su alineamiento discordante no es un tema menor a la hora de condicionar la cohesión interna en la UE.

En el caso de Hungría la posición de Viktor Orban es conocida desde hace mucho tiempo. El mandatario magiar lleva gobernando Hungría ininterrumpidamente desde el año 2010 de la mano del Partido Fidesz. La evolución de Viktor Orban ha sido notable en las últimas décadas. En su juventud abanderó las movilizaciones de carácter liberal que derribaron los regímenes socialistas de Europa del Este. En esa época el joven Orban fue uno de los discípulos del multimillonario y filántropo George Soros, de quien recibió una beca estudiantil para estudiar en Oxford. Posteriormente Orban llegó a gobernar Hungría en el periodo 1998-2002. En el año 2001 recibió de la mano del neoconservador American Enterprise Institute el “Premio de la Libertad”. El actual mandatario era por aquel entonces un niño mimado de las ONGs patrocinadas por el Departamento de Estado de EEUU y de su mano Hungría ingresó en la Alianza Atlántica en el año 1999.

Aun así, las posiciones políticas tanto de Orban como del Partido Fidesz han ido mutando hasta convertirse en el socio incómodo de la UE. El dirigente magiar regresó al poder en 2010 con un programa mucho más conservador que incidía en la exaltación de los valores cristianos, la reivindicación de la familia y la nación como elementos vertebradores, la preeminencia de la soberanía nacional húngara frente a la burocracia de Bruselas y su oposición a la inmigración, a la ideología de género y al multiculturalismo cosmopolita. Este giro neoconservador se compaginó con algunas políticas asistencialistas como moderadas subidas salariales para empleados públicos o el el abaratamiento de gastos domésticos como la electricidad y el gas que aliviaron la pobreza de gran parte de la población. Aun así, el mayor giro que dio Orban fue en lo referente a la política exterior, con una agenda encaminada a diversificar las relaciones de Hungría con distintos bloques. En esta tesitura el estrechamiento de las relaciones con la Federación Rusa se ha hecho evidente. Prueba de ello, fue el acuerdo alcanzado con el presidente Putin para la renovación y la ampliación de la central nuclear de Paks. La central nuclear produce el 40% de toda la energía del país.Por otro lado, el propio Orban se mostró dispuesto a colaborar en la construcción del gaseoducto South Stream, que estaba diseñado para diversificar los corredores energéticos de Rusia con la UE. De este modo, Hungría quería convertirse en un emplazamiento logístico para canalizar el gas a través de los Balcanes, puesto que esto le hubiese conferido mayor importancia geoestratégica además de reportarle jugosos ingresos a través de cobrar derechos de tránsito. El proyecto no fructificó puesto que quedó suspendido ante la ausencia de garantías jurídicas provocadas por las primeras sanciones impuestas a Rusia en el marco de reincorporación de Crimea a la Federación Rusa.

En el marco de la invasión rusa de febrero de 2022 el país magiar ha sido el actor más reticente a la hora de aplicar medidas coercitivas contra el país euroasiático. Se ha opuesto a las sanciones al petróleo y gas rusos desde el principio y se ha mostrado contrario a enviar ayuda militar y económica a Ucrania. De hecho, en diciembre de 2023 vetó el paquete de ayuda económica destinado al estado ucraniano. Orban ha reiterado en diversas ocasiones que la salida al conflicto debe ser una negociación entre las dos partes y aboga por no recrudecer más un conflicto en el que Ucrania no tiene ninguna posibilidad de obtener la victoria. Por ello, enviar más munición y equipamientos militares supone un despilfarro que no reporta ningún resultado positivo según el líder húngaro. Recientemente, en una reunión que mantuvieron los embajadores de la UE, el enviado de Hungría bloqueó la decisión de utilizar 190.00 millones procedentes de los activos rusos congelados para financiar nuevas compras de armas para Ucrania.

Esta animadversión del gobierno húngaro hacia Ucrania no es casual, ya que las relaciones entre ambos países no son del todo amistosas por diversos motivos. Para empezar cabe decir que el trato discriminatorio que recibe la minoría húngara en la región de Transcarpacia no es visto con muy buenos ojos en Budapest. El veto que el gobierno de Kiev ha impuesto para la enseñanza del húngaro en las escuelas ucranianas no genera simpatía en Orban, para el cual la defensa de la etnia húngara dispersa en otros estados fronterizos es una premisa innegociable. Por otro lado, la importación masiva y barata del grano ucraniano ha erosionado la subsistencia de muchos agricultores en muchos estados próximos al país eslavo, del cual Hungría es uno de los mayores damnificados. En el marco de la guerra en Ucrania Rusia ha tratado de interponer un bloqueo naval en el Mar Negro para asfixiar logísticamente la salida del grano ucraniano por vía marítima, con el objetivo de hundir el tesoro ucraniano y debilitar su capacidad operativa. En este sentido, las autoridades de la UE han tratado de paliar las carencias logísticas de los agricultores ucranianos abriendo el mercado de la UE a su exportación, sin que estas exportaciones sean gravadas mediante aranceles. Esta entrada masiva de cereal ucraniano a precios de dumping ha hundido a miles de agricultores de los países vecinos, quienes se ven sometidos a una competencia desleal que les impide competir en igualdad de condiciones. Por todo ello, es entendible el gobierno húngaro no sea tan receptivo a seguir alimentando la maquinaria bélica e incluso quieran rebajar tensiones de manera drástica.

Junto a Hungría otro socio que se muestra en desacuerdo con la línea adoptada es la Eslovaquia presidida por el socialdemócrata Robert Fico. De la mano del Partido Smer, el líder eslovaco ha gobernado en tres ocasiones de manera separada. En la última legislatura el líder eslovaco estuvo salpicado por casos de corrupción y sospechas de vínculo con elementos de la mafia italiana. Los asesinatos de un periodista que investigaban el caso junto al de su novia, desató una ola de protestas antigubernamentales con acusaciones de asesinato dirigidos a personas leales al actual Primer Ministro. Todo ello desencadenó la dimisión de Fico y la convocatoria de nuevas elecciones que supusieron una derrota de Smer y la victoria de la coalición de centroderecha. Aun así, una serie de acontecimientos de los últimos años han permitido al hábil político eslovaco recuperar la popularidad perdida y capitalizar el descontento de gran parte del electorado.

Para empezar, la irrupción del Covid19 y la adopción de medidas restrictivas para frenar la expansión de la pandemia generaron un agravio que Fico supo aprovechar. De hecho, se unió enseguida a las movilizaciones para manifestarse en contra de tales medidas y exigir su revocación. Por otro lado, el estallido de la Operación Militar Especial agudizó la inflación con la subsiguiente pérdida de poder adquisitivo y el empobrecimiento mayor de las comarcas rurales ante las exenciones aduaneras aplicadas a la importación de los cereales ucranianos. Todo esto llevó al país a un clima de polarización creciente, en el que muchos eslovacos discrepan en la implicación de su país en el envío de ayuda económica como militar a Ucrania. Según las encuestas dos tercios de los eslovacos se opone al envío de todo tipo de ayuda a Ucrania y más de la mitad cree que occidente y EEUU son los culpables de haber incendiado Ucrania. El anterior gobierno no tuvo en cuenta el nulo entusiasmo de la mayoría y se implicó activamente en el suministro de todo tipo de equipamientos armamentísticos, como misiles tierra-aire, helicópteros y todos los aviones de combate MIG-29 almacenados.

Ante esta tesitura, se generó el caldo cultivo perfecto para pescar votos en un electorado desencantado con la gestión del gobierno y de esta manera Fico emergió como la alternativa perfecta para desbancar al gobierno de centro-derecha en las elecciones de septiembre de 2023.

De esta manera, Fico prometió acabar con la ayuda a Ucrania y criticó las sanciones impuestas a Rusia, ya que eran perjudiciales para la economía eslovaca. Ese sentir mayoritario de la población eslovaca le brindó la victoria en la mayoría de los distritos electorales, aunque no obtuvo la mayoría parlamentaria y tuvo que formar gobierno con el Partido Nacional Eslovaco (un partido ultranacionalista). Desde que asumió el cargo el dirigente eslovaco no ha virado demasiado su posición y ha enfatizado en que Ucrania debe reconocer la derrota y hacer concesiones territoriales a Rusia para detener la sangría. La importancia de Eslovaquia en el envío de armamento a Kiev no es menor, ya que constituye uno de los nudos logísticos que le permite al ejército ucraniano nutrirse de todo tipo de componentes y municiones para seguir combatiendo en el campo de batalla. De hecho,una de las principales fábricas para producción de proyectiles de artillería de 155 milímetros del bloque OTAN en Europa, se encuentra en la localidad eslovaca de DubnicaNadVáhom. Por todo ello, el veto a enviar munición a Ucrania puede tener consecuencias perjudiciales para los ritmos de suministro que necesita el ejército ucraniano, que ya cuenta con una clara desventaja frente a la mayor capacidad de producción y suministro que tiene la vecina Rusia. Un freno drástico en el envío de esta munición podría suponer poner un clavo en el ataúd para Ucrania. Por ello, la postura que adopte el gobierno de Smer puede ser más crucial de lo que parece en el devenir de la guerra.

En este clima de polarización y crispación en Eslovaquia, el pasado 15 de mayo Fico fue tiroteado en Handlova por un individuo de 71 años conocido como JurajCintula. A pesar de estar muy grave, el Primer ministro eslovaco ha sobrevivido y se encuentra en proceso de recuperación y rehabilitación. Aunque todavía no se haya dilucidado gran cosa acerca de las motivaciones y los supuestos apoyos de este individuo, parece claro que las razones para atentar eran políticas. El enigmático autor es un poeta y escritor que era un partidario acérrimo del gobierno de Zelensky según se desprende de sus publicaciones de Facebook. Según informaciones proporcionadas por el periodista de Grayzone Kit Klarenberg, el autor estuvo bajo vigilancia de los servicios secretos checoslovacos en la década de los 80. Además de estas informaciones en las últimas semanas han trascendido unas declaraciones del Primer Ministro georgiano, IrakliKobakhidze. Según el dirigente georgiano, el comisario de la UE Oliver Varheliy le advirtió que su destino iba a ser el mismo que el de Robert Fico en caso de no retroceder en la aprobación de la polémica ley de las ONGs extranjeras. Esta ley pretende obligar a las ONGs que se financian con fondos extranjeros a declarar de donde proceden sus fuentes de ingresos. Unas declaraciones que no dejan der ser controvertidas. Aun así, todavía no hay ningún dato fiable que ayude a esclarecer las razones profundas del intento de atentado contra el dirigente eslovaco.

En todo caso, estos episodios nos muestran el alto grado de tensión que asola a Europa a raíz del conflicto ucraniano. Hay posturas divergentes en torno a intensificar o reducir la escalada bélica en la que estamos inmersos. En todo caso, las elecciones al parlamento europeo que se celebran el domingo 9 de junio van a arrojar poca luz acerca del destino de la política europea.