*Articulo de Vladimir Kapuralin, militante del Partido Socialista de los Trabajadores de Croacia (SRP) / srp.hr
Hoy, 4 de abril de 2024, se cumple el 75º aniversario de la fundación de la OTAN, actualmente la alianza político-militar más agresiva y destructiva del mundo. Fue fundada en 1949 con el objetivo de proteger a los países capitalistas occidentales de la agresión externa, es decir, contra la expansión de la idea socialista a Occidente. En respuesta al Bloque del Este, se estableció el Pacto de Varsovia, iniciando así el período de la Guerra Fría.
Con la caída del Muro de Berlín, la unificación de las dos Alemanias y el colapso del sistema socialista en Europa, también quedó abolido el Pacto de Varsovia. Una respuesta lógica sería pasar a la historia y a la OTAN, pero eso no sucedió. A pesar de las promesas de Estados Unidos a Gorbachov de que no se expandiría, la OTAN se expandió hasta las fronteras de Rusia en seis ocasiones.
Un precedente que cambia radicalmente la forma de actuar se produjo en 1999, cuando 19 países de la alianza de la OTAN cometieron una agresión contra la República Federativa de Yugoslavia. Con este acto, la OTAN no sólo salió de su marco geográfico, sino que en lugar del papel defensivo que le corresponde, según sus propias reglas, emprendió una acción ofensiva contra un Estado soberano que no amenazaba en modo alguno a la alianza. manera, contrariamente a todas las normas jurídicas internacionales y sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Después de eso, los acontecimientos tomaron un rumbo ya conocido: la OTAN quiere asumir el papel y las tareas de la ONU, continuaron las agresiones en Afganistán, Irak, Libia…
Esto dice lo contrario de lo que la propaganda occidental intenta convencernos. La OTAN no es un instrumento de paz, sino un instrumento de guerra. La OTAN no protege a las naciones, sino al orden capitalista y garantiza la paz a un círculo estrecho de países occidentales privilegiados. Su acercamiento constante a las fronteras de la Federación de Rusia es la causa del actual conflicto armado en Ucrania, donde está jugando un juego peligroso al borde de una nueva guerra mundial.
Al unirse a la OTAN, los estados y las naciones se convierten en vasallos de los centros de poder mundial encabezados por Estados Unidos y pierden los últimos átomos de su soberanía. Esto se aplica especialmente a los Estados creados después de la contrarrevolución y la secesión de la RFS Yugoslavia. Algunos, como Croacia, ni siquiera preguntaron a sus ciudadanos en un referéndum si lo querían.
La abolición de la alianza de la OTAN es un requisito previo importante para un futuro sin guerras.