Con mucha menos resonancia en los medios de comunicación de lo que en principio cabría esperar, el pasado 8 de septiembre se conmemoraba el Día Internacional del Periodismo. Y es que esta fecha, que honra a todos los profesionales de la prensa que han enfrentado peligros, persecución y censura, está directamente relacionada con un personaje demasiado incómodo como para ser mencionado, como sería justo y pertinente, por los grandes medios de comunicación (…).
*Eugenio Fernández / Canarias Semanal (canarias-semanal.org/)
Con mucha menos resonancia en los medios de comunicación de lo que en principio cabría esperar, el pasado 8 de septiembre se conmemoraba el Día Internacional del Periodismo.
Y es que esta fecha, que honra a todos los profesionales de la prensa que han enfrentado peligros, persecución y censura, está directamente relacionada con un personaje demasiado incómodo como para ser mencionado, como sería justo y pertinente, por los grandes medios de comunicación.
La elección del 8 de septiembre como el Día Internacional del Periodismo se debe a la historia de resistencia de Julius Fucík, un periodista y escritor checoslovaco cuyo legado sigue vivo, pese a todo, en la memoria colectiva.
Julius Fucík nació en 1903 y vivió en una época marcada por una intensa agitación política y por el auge del nazismo en Europa. Desde sus años jóvenes, Fucík mostró un fuerte compromiso con sus ideales, uniéndose al Partido Comunista de Checoslovaquia, en 1921.
Durante las décadas de 1920 y 1930, se desempeñó activamente como periodista y editor de diversas publicaciones comunistas. Sin embargo, sería durante la ocupación nazi de Checoslovaquia cuando su figura ganaría notoriedad. En 1942, debido a su resistencia antinazi y su compromiso con el comunismo, fue arrestado por la Gestapo. Lejos de rendirse, Fucík transformó su encierro en un acto de resistencia literaria. Durante su tiempo en prisión, escribió «Reportaje a pie de horca», una conmovedora crónica sobre su vida en cautiverio, los brutales interrogatorios y la vida bajo el yugo nazi.
La obra, redactada en pequeños trozos de papel contrabandeados fuera de la prisión, se convirtió en un poderoso testimonio de la resistencia humana frente a la opresión.
El legado de Fucík no se limita a sus escritos. En 1943, fue ejecutado por los nazis, convirtiéndose en mártir y símbolo de la lucha contra el fascismo. Tras la guerra, su obra fue traducida a varios idiomas, y en Checoslovaquia su figura fue elevada a la de héroe nacional. En 1950, la Federación Internacional de Periodistas propuso conmemorar el 8 de septiembre en honor a Fucík y a todos los periodistas que, como él, han enfrentado peligros debido a su labor.
ue Hoy, al conmemorar el Día Internacional del Periodismo, resulta imprescindible recordar a Julius Fucík y a todos aquellos que, con su pluma y compromiso, defienden la verdad, la justicia y la libertad.