*Pablo Garcia Varela / GeopolitikaZ (geopolitikaz.eus)
Una de las cosas que más está sorprendiendo de la actual guerra de Ucrania es que las operaciones en el ciberespacio están siendo bastante limitada, en relación con las operaciones militares convencionales sobre el teatro de operaciones.
Durante los primeros días de la llamada Operación Militar Especial rusa sobre Ucrania, se publicaron varias alertas a los servicios de ciberdefensa, tanto públicos como privados, ante la posibilidad de que la tan “famosa maquinaria rusa en el ciberespacio” lanzara una serie de ataques que pudieran poner al mundo en una situación similar a la que ocurrió en mayo del 2017 con el ransomware WannaCry. Pero curiosamente, nada similar ha ocurrido hasta la fecha y vamos a dar algunas claves de porque esto no ha sucedido.
Aunque no haya habido grandes ataques informáticos o ningúna otra arremetida parecida a un “cyber Pearl Harbor”, si han existido ciberataques por ambas partes. De hecho, entre el 14 de enero de 2022 y el 8 de abril de 2022 se produjeron varias arremetidas contra diversos servicios de la infraestructura ucraniana por parte de Rusia. El propio 24 de febrero un ataque contra la red de satélites KA-SAT cortó el acceso a Internet en toda Ucrania y afecto de manera colateral a miles de sistemas eólicos de generación de electricidad en Alemania[1]. En los meses posteriores y durante todo el conflicto se han venido realizando acometidas mas o menos dirigidas contra sistemas de la infraestructura critica ucraniana y rusa, pero todos ellos de alcance bastante limitado. También se han producido ciberataques mas encaminados a la propaganda como la emisión en medios de comunicación ucranianos mensajes pro-rusos y viceversa.
¿Pero cuales son las razones de la ausencia de una ciberguerra a gran escala en el contexto bélico ucraniano-ruso? Pues según los analistas las razones son varias.
La primera gran razón y que además tumba un poco todo lo que se ha ido construyendo a nivel doctrinal sobre Ciberguerra, es que cuando hay una guerra convencional de alta intensidad activada, con una ingente cantidad de armas de última generación haciendo su función, la “ciberarmas” o el resultado que puede ofrecer un “ciberataque” es menos contundente por lo que genera menos impacto. Por decirlo de una manera coloquial: las armas que matan y destruyen dan bastante más miedo que un virus informático. No es lo mismo tumbar una central eléctrica durante unas horas por un ciberataque, que destruirla por completo de manera definitiva con misiles.
La segunda gran razón es que Ucrania se ha estado preparando para una posible ciberguerra con Rusia desde por lo menos un año antes del 24 de febrero. Se calcula en 400 millones de USD la ayuda que Microsoft le ha facilitado a Ucrania para preparar sus sistemas de ciberdefensa[2]. Ha esto hay que sumarle los mas de 7 millones de libras que el gobierno británico también le ha proporcionado al país[3].
La tercera gran razón estaría en entender qué es lo que principalmente se mueve por internet y qué entendemos por ciberguerra. Existe la creencia de que una ciberguerra sería algo parecido a destruir tanques, aviones, barcos y centrales eléctricas mediante virus informáticos (algo muy hollywoodiense) y la verdad es que eso no es así. La confusión entre guerra electrónica (EW) con Ciberguerra está muy extendida y obvia que la primera es el uso de sistemas electromagnéticos para cegar radares y sistemas de mando y control, algo que en esta guerra se ha usado mucho, mientras que la segunda es un concepto generalista de nula definición.
Pero si algo es importante e inapelable es que lo que principalmente circula en Internet es información, y es ahí donde sí pudiéramos afirmar con rotundidad que la ciberguerra entre Ucrania y Rusia se está dando de manera más intensa. Aunque para ser más exactos, tendríamos que hablar de ciberguerra en el campo de la información y el relato entre la OTAN y Rusia.
Las redes sociales y lo que algunos autores llaman guerra cognitiva, se han convertido en un campo de batalla paralelo al real. El fenómeno conocido como los NAFOs y las granjas de bots para generar un relato en Occidente a favor del régimen de Kiev es algo que podríamos claramente enmarcar dentro de la Ciberguerra. Un estudio de la Universidad de Adelaide demuestra que durante las primeras semanas de la actual fase del conflicto, granjas de bots eran las responsables de entre el 60% y 80% de los tuits que usaban hashtag que tenían que ver con la guerra[4].
Como conclusión podemos afirmar que, en estos momentos, en los centros de decisión estratégicos de las principales potencias se están haciendo estudios muy precisos sobre qué puede aportar la Ciberguerra cuando el conflicto convencional ha estallado. Porque aunque es cierto que en ese escenario gris de guerra hibrida, el mundo ciber junto con el de los medios es determinante, parece que ya no lo es tanto cuando los tanques, los drones y los misiles hacen su trabajo.
Pablo García Varela.
[1]IEEE – La gran ciberguerra de Ucrania que no ocurrió.- Ada Gavrila
[2]https://www.swissinfo.ch/spa/ucrania-guerra_microsoft-mantendr%C3%A1-su-apoyo-tecnol%C3%B3gico-a-ucrania-en-2023/48028188
[3]https://www.escudodigital.com/ciberseguridad/reino-unido-fondos-ciberdefensa-proteger-ucrania_55744_102.html
[4]https://www.adelaide.edu.au/research/news/list/2022/09/26/bots-manipulate-public-opinion-russia-ukraine-in-conflict