*Koldo Campos / NAIZ (naiz.eus)
Al igual que Groucho Marx, improvisado maquinista de aquel tren desbocado camino de estrellarse en cuanto terminara la ficción, Zelenski, el maquinista de la OTAN, se pasea por varios parlamentos europeos en parecida demanda a la del genial actor: ¡Más tanques! ¡Más aviones! ¡Más misiles! Y es que es poca la madera que arde y todavía escasos los riesgos que se corren como para hablar de paz, que ya tendrá tiempo aquel que sobreviva. De Londres a Bruselas, Zelenski casi llega a tiempo de apadrinar también a Vargas Llosa en París. ¡Más dinero! ¡Más recursos! ¡Más sanciones a Rusia!
Son los signos del mundo en el que andamos a tono con las declaraciones de los que están en las tribunas. El presidente Biden reclama unidad contra el terrorismo; Don Corleone demanda unidad contra la mafia; Barbanegra exige tolerancia cero contra la piratería; Al Capone pretende la unidad contra el gansterismo; Aníbal Lecter requiere unidad contra la antropofagia; Norman Bates insta a la unidad contra los psicópatas; Nerón exige unidad contra los pirómanos; Caín reclama unidad contra los fratricidas; Benjamín Netanyahu reclama unidad contra el apartheid…
Zelensky hace sonar el silbato del tren e insiste: ¡Más hipocresía! ¡Más guerra! ¡Más negocio!
(Preso politikoak aske)