*Al Otro Lado de la Frontera de Ucrania (@BerdaderaH)
Durante años, estudiando Historia y antes de ello, quise comprender cómo fue posible que en la Alemania nazi, por ser el ejemplo más monstruoso, ¿cómo fue posible la pasividad y apoyo de la población alemana a todo aquello? Tendrían apoyos, ¿pero tantos? No sacaron más del 48%. Y por ello trataba de entender ese proceso. ¿Cómo esa gente, que no les había apoyado, permitió, jaleó o miró a otro lado antes las barbaridades que ya entonces se estaban organizando. Me costaba entender qué llevaba a una persona «normal» a hacer algo así. No lo entendía.
Pues ha sido precisamente todo lo ocurrido en Ucrania desde el año 2013 y la posición tomada por muchas personas, y máxime desde 2022, lo que me ha llevado a entenderlo. Y qué decepcionante y horripilante, la verdad. El poder de la propaganda.
Hay gente que podrías calificar de «buenas personas», que hasta ayer no matarían una mosca, incluso con ideales nobles, transformándose, por la propaganda, en máquinas de jalear la barbarie y la guerra, en apoyar a gente execrable y hasta de odiar a todo un pueblo como el ruso. Gente incluso de «izquierdas» que los tienes llorando por el batallón Azov, que sabe de nazis en Ucrania a cascoporro y se la suda. Gente que llama «hordas» o «mongoles», con odio étnico y salvaje a los rusos. Y apoyando escalar aún más la guerra, hasta tenerla en la puerta. Gente que estuvo callada durante 8 años a las atrocidades cometidas por Ucrania, gente que ahora defiende abiertamente una limpieza étnica en el Donbass y en Crimea, gente que celebra cada nueva entrega de armas y mayor intervención de la OTAN en el conflicto en Ucrania.
De la misma forma que hoy, en el III Reich habría Colases, Sahuquillos, Marquinas, Trianas, Fierros, De Vegas, etc. Que diariamente meterían basura en las cabezas de las personas hasta conseguir el efecto buscado y que odiasen a otros con todas sus fuerzas. Y luego estarían los «no me posiciono». «Es que los judios no son santos». «Es que los homosexuales no se qué». «Es que los comunistas no son trigo limpio». Serían los quedabien, los que no querían el ostracismo pero tampoco mojarse, por lo que pudiera pasar. Hay muchos así. Y entre unos y otros, entre los primeros y los segundos, condujeron a Alemania y a Europa al desastre, como lo están haciendo ahora también. Y ahora otros llevan a Europa al abismo, con el aplauso general y el grito de «A por ellos» (a por rusos, esa «horda», esos «orcos»)
He visto a periodistas llamando «horda», «orcos», «bestias salvajes», «esteparios», «bárbaros asiáticos» a los rusos. Con total normalidad y aceptación, ni un «activista» levantando la voz, copiando el lenguaje usado por los nazis en 1941, que se referían así para hablar de los rusos. Ni activistas «antifascistas» ni activistas antirracistas ni gente que dice defender los Derechos Humanos se han horrorizado ante esos comentarios. Y no son ya solo de gente anónima o un tarado. Hablamos de gente con cargos y responsabilidades, con voz en prensa y medios. NADA
Y en fin, es la sensación que tengo desde hace mucho, pero sobre todo desde hace un año. Unos directamente jalean, otros se ponen de perfil y juntos nos llevan al desastre. Y quería compartirlo, porque es frustrante y a veces cuesta comprender como se ha llegado a esto. Y tengo la sensación que mucha gente estaba en contra de los nazis porque era lo que se llevaba. En cuanto ha tocado mostrar la verdad, a la primera campaña donde son presentados como «buenos» (Azov, Svoboda, PravySector, GNU) han tardado 0 en ponerse de perfil o apoyarles
Un saludo.
@BerdaderaH