Volodimir Zelenski y la etnopolítica

La revista Time proclamo a principios de diciembre “político del año” al presidente ucraniano Zelenski. ‎Es de suponer que Zelenski se ganó ese título no sólo por haber prohibido –invocando ‎la guerra– todos los partidos políticos de oposición, sino también por haber asesinado y ‎encarcelado a quienes rechazan su política, por haber tomado el control de todos los ‎medios de prensa, por haber prohibido la lengua rusa, por haber destruido 100 millones ‎de libros, por haber confiscado bienes de los oligarcas –incluyendo a aquellos que ‎financiaron su ascenso al poder–, por haber nacionalizado los bienes de inversionistas y ‎de firmas rusas y, como colofón, por haber prohibido la iglesia ortodoxa. ‎

Con todos esos actos, Zelenski se atiene al objetivo que los nacionalistas integristas ‎enunciaron en el artículo 16 de la Constitución ucraniana adoptada en 1996: ‎‎«preservar el patrimonio genético del pueblo ucraniano». En eso consiste la ‎etnopolítica, es el reconocimiento de derechos a sólo a una parte de la población, ‎basándose en su pertenencia a la “etnia ucraniana”. ‎

*Thierry Meyssan / Red Voltaire

La revista Time designó al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, como «personalidad del ‎año», algo evidente, según la redacción del semanario estadounidense, que ve a Zelenski ‎como alguien que encarna un coraje contagioso que ha permitido a su pueblo resistir la invasión ‎rusa. ‎

Pero en Ucrania, desde el 25 de julio, el poder ha pasado de las manos de Zelenski a las del ‎vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Oleksiy Danilov. ‎

De hecho, el presidente Zelenski se limita a ejercer una función de vocero del régimen mientras ‎que Danilov se encarga de redactar los decretos que él firma. Entre los dos han instaurado un ‎régimen de terror.‎

El 17 y el 25 de julio, tres miembros del mencionado Consejo fueron destituidos bajo la acusación ‎de haber cometido numerosos actos de traición denunciados por sus propios subalternos. Así ‎fueron destituidos:‎
el diplomático Ruslan Demchenko;‎
Ivan Bakanov, amigo de infancia de Zelensk y jefe del servicio de seguridad (SBU);‎
y la fiscal general de Ucrania, Irina Venediktova, ex consejera jurídica de Zelenski.‎

Al referirse a esos días cruciales, Rinat Ajmetov, el hombre más rico de Ucrania antes de la guerra, ‎ha declarado que Zelenski había acaparado el poder, todos los poderes, simulando una reforma. ‎

El 26 de agosto, Oleksiy Danilov reveló en el canal de televisión NTA, que el Consejo de Seguridad ‎y Defensa había adoptado un plan de defensa del país en noviembre de 2021, o sea 4 meses ‎antes de la intervención rusa. Ese plan estaba preparado desde que Zelenski rechazó la ‎proposición de un Minsk-3, presentada por Francia, los días 8 y 9 de diciembre de 2019. «Es un ‎enorme documento fundamental que estipula las actividades de todos los cuerpos, sin excepción, ‎quién debe actuar y cómo en una situación de ley marcial», precisó Danilov en Left Bank el 7 de ‎septiembre. ‎

ASESINATO DE LOS OPOSITORES POLÍTICOS

‎Los asesinatos políticos son perpetrados generalmente no por los órganos gubernamentales sino ‎por los «nacionalistas integristas». Estos pueden secuestrar o hacer desaparecer en cualquier ‎momento a los opositores políticos, o incluso ejecutarlos directamente en plena calle y a la vista ‎de todos. Las víctimas son, en primer lugar, periodistas o personas que ocupan cargos electivos. ‎Y eso no es nuevo ya que esos asesinatos han venido repitiéndose desde el año 2014.‎

Un caso ilustrativo es el del diputado Oleg Kalachnikov, asesinado en 2015 de 11 balazos en la ‎cabeza a la puerta de su casa. La policía nunca aclaró quién perpetró ese asesinato ni quién dio ‎la orden de eliminar al diputado. ‎

Pero en algunos casos ese tipo de asesinatos han sido perpetrados directamente por la seguridad ‎ucraniana, el SBU, como la ejecución del negociador oficial Denis Kireev, abatido en Kiev a ‎su regreso de una serie de contactos oficiales con negociadores rusos. Kireev fue baleado en ‎plena calle, el 6 de marzo de 2022, porque haberse atrevido a mencionar ante los negociadores ‎rusos los vínculos históricos entre Ucrania y Rusia.‎

Los dirigentes políticos no asumen públicamente esos actos… pero los alientan, afirmando que ‎hay que «purificar» el país. No se trata de matar agentes de la Federación Rusa sino de ‎liquidar a quien sea de alguna manera portador de la cultura rusa o a cualquier persona que ‎reconozca el valor de esa cultura.‎

El alcalde de Kiev, el ex campeón de boxeo Vitali Klitschko, ha dado al grupo neonazi llamado C-14 ‎la misión de descubrir y eliminar físicamente a los «saboteadores» entre los ucranianos de origen ‎eslavo. ‎

Procedimientos penales han sido abiertos contra ex altos responsables del Estado, como el ‎diputado Yevhen Murayev, el ex ministro de Asuntos Interiores Arsen Avakov, el ex primer ‎ministro Arseni Yatseniuk, el ex secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Oleksandr ‎Turchynov y contra el ex presidente Petro Porochenko.‎

En este momento, el SBU está enfrascado en una campaña detenciones de numerosos civiles a ‎los que acusa de haber colaborado con los rusos. ‎

PROHIBICIÓN DE LA LENGUA RUSA

‎Según los Acuerdos de Minsk 2 (art. 11, nota explicativa [1]), firmados el 12 de febrero de 2015, los habitantes del Donbass debían determinar por ‎sí mismas su lengua oficial. El 1º de septiembre de 2022, Oleksiy Danilov declaró: «Son ellos ‎‎[los habitantes del Donbass] quienes deben hallar un idioma común con nosotros, no nosotros con ‎ellos. Tenemos fronteras y si alguien no está contento con las leyes y reglas que se aplican en el ‎territorio de nuestro país, nosotros no retenemos a nadie.»‎

El 21 de octubre Danilov fue todavía más claro: «La lengua rusa tendría que desaparecer ‎completamente de nuestro territorio como elemento de propaganda hostil y de lavado de cerebro ‎para nuestra población.»‎

CONTROL DE LOS MEDIOS

‎El 20 de julio, en plena crisis del Consejo de Seguridad y Defensa, Oleksiy Danilov declaró que ‎muchas personas que solían aparecer en televisión antes de «la agresión rusa» ya no serán ‎vistas en lo adelante: «No se sabe dónde están. El SBU hará declaraciones fuertes sobre ellas.» ‎Danilov acusó a esas personalidades de transmitir los puntos de vista de Rusia: «Implantar esas ‎narrativas rusas es algo muy muy peligroso. Aparentemente, tendríamos que entender lo que son esas ‎personas. Miren, no las necesitamos. Déjenlas que se vayan, déjenlas irse a sus pantanos y croar ‎en su lengua rusa.»‎

En el momento de aquella declaración, el Consejo de Seguridad y Defensa ya había puesto bajo ‎su control todos los medios escritos y audiovisuales. Y había prohibido además un centenar de ‎canales de Telegram calificándolos de «prorrusos». ‎

‎DESTRUCCIÓN DE 100 MILLONES DE LIBROS RUSOS O EN LENGUA RUSA

‎El Instituto del Libro de Ucrania, que supervisa las bibliotecas públicas, recibió la tarea –el 19 de ‎mayo, o sea antes de la crisis en el Consejo de Seguridad y Defensa– de destruir 100 milllones de ‎libros [2]. ‎

El objetivo era destruir todos los libros de autores rusos o impresos en ruso, o simplemente ‎impresos en Rusia. En el parlamento ucraniano se designó una comisión encargada de garantizar ‎la aplicación de esta “depuración” intelectual. La inmensa mayoría de los libros hallados en las ‎bibliotecas eran manuales prácticos de cocina, de costura, etc. cuya destrucción finalmente ‎se pospuso un poco para dar la prioridad a las obras de autores tan maléficos como Pushkin y ‎Tolstoi.‎

‎PARTIDOS POLÍTICOS PROHIBIDOS

‎Kiev prohibió uno a uno todos los partidos políticos de la oposición. El último que quedaba fue ‎prohibido el 22 de octubre [3] y sus diputados fueron ‎despojados de sus escaños.‎

El oblast de Transcarpatia, cerca de Hungría, es el único que se niega a destituir a los ‎responsables locales miembros de los partidos políticos prohibidos. ‎

‎CONFISCACIÓN DE LOS BIENES DE OPOSITORES Y RUSOS

‎Desde finales de febrero, la Agencia de Búsqueda y Gestión de Bienes (ARMA), órgano cuya ‎creación fue impuesta por la Unión Europea supuestamente para luchar contra la corrupción, ha ‎confiscado bienes por un valor total ascendente a 41 millones de dólares. ‎

Todos oligarcas propietarios de medios fueron obligados, uno a uno, a entregarlos a Kiev. ‎Se trata de un plan general que supuestamente debería liberar el país de la influencia de esos ‎personajes, que sin embargo siguen teniendo derecho a poseer otros tipos de propiedades. ‎

Según una ley ucraniana de 2021, los oligarcas son los 86 individuos que poseen al menos ‎‎80 millones de dólares, que participan en la vida política y que ejercen gran influencia sobre los ‎medios. Según Oleksiy Danilov, al final de la guerra ya no habrá oligarcas. ‎

El 7 de noviembre, el Consejo de Seguridad y Defensa decidió nacionalizar las fábricas ‎pertenecientes a los oligarcas, incluso las de Igor Kolomoiski, quien financió a Volodimir Zelenski. ‎Esas instalaciones pasaron a ser administradas por el ministerio de Defensa y, según Kiev, serán ‎‎«restituidas al pueblo ucraniano» cuando se levante la ley marcial. ‎

Esa decisión ha sido aplicada, entre otros, al fabricante ucraniano de motores de aviones ‎Motor Sich, que había entrado en conflicto con inversionistas chinos ante una corte de arbitraje ‎de La Haya –el llamado “caso Beijing Skyrizon. China, que está reclamando 4 500 millones de ‎dólares, ha calificado esa nacionalización de «robo». Según Pekín: «Desde 2020, el gobierno ‎ucraniano ha creado constantemente problemas, ha condenado, reprimido y perseguido a los ‎inversionistas chinos injustificadamente, con la intención de nacionalizar Motor Sich PJSC por vías ‎ilegales y de saquear descaradamente los activos chinos en el extranjero.»‎

El 20 de octubre, el Consejo de Seguridad y Defensa secuestró los bienes de 4 000 empresas y ‎particulares rusos en Ucrania. Esa medida se aplica también a personalidades ucranianas que ‎se habían instalado en Rusia antes de la guerra, como los cantantes Taisiya Povaliy, Ani Lorak, ‎Anna Sedokova y la presentadora de televisión Regina Todorenko.‎

‎LA PROHIBICIÓN DE LA IGLESIA ORTODOXA

‎El 1º de diciembre, el Consejo de Seguridad y Defensa ucraniano decidió «prohibir a las ‎organizaciones religiosas afiliadas a centros de influencia de la Federación Rusa operar en ‎Ucrania», según anunció el presidente Zelenski al firmar el decreto 820/2022 [4].‎

El “Servicio de Estado para la Etnopolítica y la Libertad de Conciencia” está ahora encargado de ‎tomar los edificios de la iglesia ortodoxa vinculada al Patriarcado de Moscú. Hace 2 semanas, el ‎SBU irrumpió violentamente en un monasterio para registrarlo, acusando a varios popes de ‎haberse atrevido a mencionar a Rusia como la «Madre Patria». ‎

Pero el presidente Zelenski parte del principio que nada de todo eso contradice las normas ‎occidentales en materia de derechos humanos… porque la Corte Europea de Derechos Humanos ‎ya no recibirá ninguna denuncia de Rusia, país que decidió retirarse del Consejo de Europa. ‎

CORTAR TODA RELACIÓN CON RUSIA

‎El 4 de octubre, el presidente Zelenski firmó un decreto que prohíbe toda nueva negociación con ‎Rusia. ‎

Y el 1º de diciembre Oleksiy Danilov llamó a «la destrucción de Rusia». Para que no quedara ‎duda de lo que quería decir, Danilov precisó: «Sólo necesitan ser destruidos para que cesen de ‎existir como país, dentro de las fronteras donde existen ahora… Son sólo bárbaros. Y cuando ‎alguien dice que hay que sentarse a la misma mesa que esos bárbaros y hablar con ellos, yo ‎considero que eso no es digno de nuestro pueblo.»‎