Según informa el diario estadounidense The Washington Post (TWP) la administración Biden está alentando en privado a los líderes de Ucrania a señalar una apertura para negociar con Rusia y abandonar su negativa pública a participar en conversaciones de paz a menos que el presidente Vladimir Putin sea destituido del poder. Aunque según la noticia difundida por el medio estadounidense el pasado día 5, la solicitud de los funcionarios estadounidenses no tendría como objetivo empujar a Ucrania a la mesa de negociaciones, más bien se trataría de un intento calculado de garantizar que el gobierno de Kiev mantenga el apoyo de otras naciones que desconfían de la posibilidad de alimentar una guerra durante muchos años.
Las discusiones ilustrarían cual ambigua o compleja, si se prefiere, se ha vuelto la posición de la administración Biden sobre Ucrania, ya que los funcionarios estadounidenses prometen públicamente apoyar a Kiev con sumas masivas de ayuda «durante el tiempo que sea necesario».
Los funcionarios estadounidenses al parecer reconocen que la prohibición oficial del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky de conversar con el Kremlin ha generado preocupación en partes de Europa, África y América Latina, donde los efectos de la guerra sobre la disponibilidad y el costo de los alimentos y el combustible se sienten más agudamente.
«La fatiga de Ucrania es algo real para algunos de nuestros socios», habría señalado un funcionario estadounidense que al igual que otros entrevistados sobre estas supuestas “delicadas” conversaciones entre Washington y Kiev habló para el TWP bajo la condición de que se mantuviera su anonimato.
Según la noticia, Serhiy Nikiforov, portavoz de Zelensky, no respondió a un emplazamiento del diario norteamericano para conversar sobre el tema.
En Estados Unidos por su parte las encuestas muestran una erosión del apoyo entre los republicanos para continuar financiando al ejército de Ucrania en los niveles actuales, lo que sugiere que la Casa Blanca podría enfrentar resistencia después de las elecciones de mitad de período del martes, ya que busca continuar un programa de asistencia de seguridad que ha entregado a Ucrania la mayor suma anual desde el final de la Guerra Fría.
En un viaje a Kiev el pasado viernes, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que Estados Unidos apoyaba “una paz justa y duradera para Ucrania” y que el apoyo de Estados Unidos continuaría independientemente de la política interna: «Tenemos la intención de garantizar que los recursos estén allí según sea necesario y que obtendremos votos de ambos lados del pasillo para que eso suceda», dijo durante una sesión informativa.
Según el TWP, en la elite estadounidense habría un cierto entusiasmo por una posible resolución de la guerra favorable a Ucrania alimentado por el hecho de que las fuerzas ucranianas, gracias a la asistencia militar de Occidente que aparte de abundante armamento, instructores y mercenarios les asesora con información, han recuperado algunos territorios y han mostrado más capacidad de resistir de lo que al parecer esperaba el ejército ruso. Este optimismo es además espoleado por el propio Zelensky que ha prometido luchar por “cada centímetro” del territorio ucraniano.
Por recordar, desde febrero los EEUU han apoyado a Ucrania con 18.200 millones de dólares.
El veterano diplomático Alexander Vershbow, quien se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Rusia y fue subsecretario general de la OTAN, ha llegado afirmar que Estados Unidos no podía darse el lujo de ser completamente «agnóstico» sobre cómo y cuándo concluye la guerra, dado el interés de Estados Unidos en “garantizar la seguridad europea y disuadir una mayor agresión del Kremlin más allá de las fronteras de Rusia” (…) «Si las condiciones se vuelven más propicias para las negociaciones, no creo que la administración vaya a ser pasiva», ha dicho Vershbow que a su vez ha alertado de que “en última instancia, son los ucranianos los que luchan, así que tenemos que tener cuidado de no cuestionarlos».
Si bien Zelensky en las semanas posteriores al inicio de la Operación Militar Especial rusa, el 24 de febrero, mantuvo en alto ciertas “propuestas para una paz negociada», que entre otros aspectos incluía la aceptación de la neutralidad ucraniana en las tensiones entre la OTAN y la Federación Rusa, desde entonces los funcionarios ucranianos han endurecido su postura. Es ya vox populi que en este cambio de postura del gobierno ucraniano tuvieron mucho que ver las presiones, y quien sabe si amenazas, a Kiev por parte del gobierno de Inglaterra que presidia el depuesto Boris Jonhson y cabe recordar que incluso un miembro de la delegación ucraniana que mantuvo en Turquia reuniones negociadoras con la parte rusa fue asesinado a su vuelta a Ucrania.
Lo cierto es que el Estado ucraniano, que recordemos que bajo la acusación de ser “prorusos” y o comunistas mantiene ilegalizados y prohibidos a la gran mayoría de los partidos de oposición, en los últimos meses no muestra ni un atisbo de voluntad de una solución dialogada del conflicto; es mas a finales de septiembre tras los referéndums en las Republicas Populares del Donbass y en las regiones de Jersón y Zaporiyia que desembocaron en su integración a Rusia, Zelensky emitió un decreto declarando «imposible» negociar con el Kremlin y afirmaba en un video que “negociaremos con el nuevo presidente», en clara alusión a la posibilidad de que se diera un golpe de Estado en Rusia que derrocara al gobierno ruso-Putin, una posibilidad que no pocos analistas señalan que es uno de los objetivos buscados desde Occidente para doblegar la resistencia del Kremlin a las presiones del imperialismo.
Lo cierto es que los gobernantes ucranianos han respondido con indignación cuando desde algunos sectores les han sugerido que cedan territorio como parte de un acuerdo de paz. Es el caso del multimillonario Elon Musk, que ha ayudado a suministrar dispositivos de comunicación satelital al ejército de Ucrania (aunque cabe señalar que ese suministro se da por concluido, al menos en buena parte, tras no pagar Kiev sus compromisos económicos con el magnate) y que en octubre anuncio una propuesta en Twitter que permitía al Donbass y a otras regiones a integrarse en la Federación Rusa a través de un referéndum y reconocer a Crimea como rusa. Propuestas como la de Musk han sido tildadas por altos cargos ucranianos de ser hechas por «idiotas útiles» en Occidente y de servir a los intereses del Kremlin.
Una muestra de la retórica del bando ucraniano y de su voluntad de alargar el conflicto, al menos de puertas para fuera, son las declaraciones del asesor presidencial Mykhailo Podolyak que la pasada semana declaro que «Si Rusia gana, tendremos un período de caos: florecimiento de la tiranía, guerras, genocidios, carreras nucleares (…) y cualquier «concesión» a Putin hoy es un acuerdo con el diablo. No te gustará su precio».
A pesar de la negativa de los líderes ucranianos a hablar con Putin y su promesa de luchar para recuperar todo el territorio de lo que era Ucrania hasta 2014, los funcionarios estadounidenses dicen que creen que Zelensky probablemente respaldaría las negociaciones y eventualmente aceptaría concesiones, como sugirió que lo haría al principio de la guerra. Creen que Kiev está tratando de asegurar tantas ganancias militares como pueda antes de que llegue el invierno, cuando podría haber una ventana para la diplomacia.
Si bien los funcionarios occidentales también tienen un profundo escepticismo sobre los objetivos de Rusia, se han irritado por las duras reprimendas públicas de Ucrania, ya que Kiev sigue dependiendo completamente de la asistencia occidental. Criticar a los donantes y descartar las conversaciones podría perjudicar a Kiev a largo plazo, dicen las autoridades.
Grietas en el apoyo a la guerra
En lo que respecta al posicionamiento de los dos principales partidos políticos de EEUU, en los últimos meses va aumentando el número de voces críticas contra la guerra. Según una encuesta publicada el 3 de noviembre por el Wall Street Journal, el 48 % de los republicanos pensaba que Estados Unidos estaba haciendo «demasiado» para apoyar a Ucrania, frente al 6 % en marzo. Por su parte los progresistas dentro del Partido Demócrata están pidiendo diplomacia para evitar una guerra prolongada, publicando pero luego retractando una carta que pide a Biden que redoble los esfuerzos para buscar «un marco realista» para detener la lucha.
Las preocupaciones sobre un conflicto más largo son particularmente prominentes en los países que ya dudaban en apoyar a la coalición liderada por Estados Unidos en apoyo de Ucrania, ya sea por los lazos con Moscú o la renuncia a alinearse detrás de Washington.
Sudáfrica se abstuvo en una reciente votación de la ONU que condenó los decretos de anexión de Rusia, diciendo que el mundo debe centrarse en facilitar un alto el fuego y una resolución política. El nuevo presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha dicho que Zelensky es tan responsable de la guerra como Putin. El primer ministro indio, Narendra Modi, que ha tratado de mantener buenas relaciones con Moscú y Kiev, ofreció asistencia en las conversaciones de paz en una llamada con Zelensky el mes pasado. Fue rechazado por el líder ucraniano que le dijo que Ucrania no llevaría a cabo ninguna negociación con Putin, pero que Ucrania estaba «comprometida con una solución pacífica a través del diálogo», según un comunicado emitido por la oficina de Zelensky. La declaración señaló que Rusia había socavado deliberadamente los esfuerzos de diálogo.
Resumiendo, las presiones estadounidenses a Ucrania para que se muestre favorable a algún tipo de negociación con Rusia más que una voluntad de acabar con la guerra parece que se trataría de mostrar al mundo que es Ucrania la que supuestamente quiere resolver el conflicto y no Rusia, aunque Moscú en reiteradas oportunidades se ha mostrado a favor de mantener conversaciones con Kiev.