*Oriol Sabata / Nueva Revolución (nuevarevolución.es)
Putin «no ha visto nunca sanciones como las que he prometido que se impondrán si se mueve» hacia Ucrania, apuntó el mandatario norteamericano.
Las amenazas de Biden se producen mientras tropas de la OTAN realizan maniobras militares y se posicionan en la frontera con Rusia, en una nueva provocación bélica.
«¿Creo que (Putin) va a poner a prueba la voluntad de Occidente y de la OTAN? Sí. Pero también creo que va a pagar un alto precio por ello, y que ahora no cree que va a costarle lo que le va a costar», declaró Biden.
Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, prometió en Kiev ante el presidente ucraniano Volodímir Zelenski una diplomacia “implacable”.
Cabe destacar que desde el año 2008, durante la Cumbre de la Alianza en Bucarest, se acordó que Ucrania y Georgia se convertirían en miembros de la OTAN. Desde entonces se viene trabajando en esa línea a pesar de que las presiones diplomáticas de Rusia han retrasado esa decisión.
Y es que desde la caída de la Unión Soviética en 1991, la OTAN ha ido ampliando su dominio hacia las repúblicas ex-soviéticas del Este. Estados Unidos ha aprovechado el desmoronamiento del campo soviético para terminar con el status quo de la Guerra Fría. Muchos países que habían formado parte del Pacto de Varsovia se incorporaron a la alianza atlántica y permitieron la instalación de bases militares. Es el caso de Lituania, Letonia, Polonia, República Checa, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia, Rumania, Eslovenia, Estonia, Albania, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte.
Pero el último movimiento estratégico del imperialismo estadounidense de incorporar a Ucrania ha puesto en alerta al Kremlin, que ve como la OTAN ya se encuentra a las puertas del país y pone en riesgo la base militar rusa en Sebastopol y su Flota del Mar Negro. Esta pérdida es innegociable para Rusia ya que afectaría de manera directa a su seguridad y soberanía. De ahí que haya dado luz verde a maniobras defensivas desplegando a sus tropas en la frontera con Ucrania. El imperialismo estadounidense pretende vender estos movimientos de autodefensa como una agresión contra Kiev.
Los intereses geoestratégicos de la Casa Blanca están arrastrando a Europa a las puertas de un conflicto bélico donde la OTAN está jugando un rol central en la escalada de tensiones y provocaciones. Los aliados europeos del eje otanista carecen de independencia alguna y están totalmente plegados a los dictados de Washington. Un panorama en el que la clase trabajadora europea puede verse gravemente perjudicada en medio de una crisis con componentes sanitarios, económicos, sociales y energéticos que están deteriorando notablemente sus condiciones de vida.