*Alberto Fazolo / CONTROPIANO Giornale comunista online (contropiano.org)
Sara Reginella tiene una amplia experiencia en el “mundo ruso”, conoce el idioma, ha absorbido la cultura, ha viajado a menudo a esas tierras, observándolas desde una doble perspectiva: la de directora y la de psicóloga. Esto le permite tener un enfoque muy particular, en el que combina hábilmente el testimonio y la percepción de lo que subyace. Combinando sensibilidad y habilidades Sara logra captar lo que muchos extrañan.
Sin embargo, sería engañoso pensar que todo esto se limita a la esfera de la realidad, a la racionalidad, Sara ha logrado sumergirse completamente en el “mundo ruso” para poder captar su esencia más profunda; es un mundo en el que lo real y el misticismo se funden continuamente, al igual que el progreso y las tradiciones más ancestrales.
Algo realmente difícil de entender para nosotros los occidentales, un mundo en el que Sara ha abierto una ventana a la que muchos han pasado por alto.
Sin embargo, las cualidades mencionadas anteriormente por sí solas no son suficientes para hacer un reportaje de guerra, también se necesita mucho coraje. Sara fue una de las primeras occidentales en viajar a Donbass después del estallido del conflicto. Relató los hechos cuando todavía no hablábamos de ello o a lo sumo se hacía de forma distorsionada.
Un testimonio precioso. Con sus videos Sara lanzó un grito que despertó muchas conciencias. El éxito de público estuvo acompañado por el triunfo en numerosos y prestigiosos festivales internacionales.
Aunque Sara escribe artículos que abarcan diferentes campos, por primera vez incursionó en la narración de historias y lo hizo con el libro “Donbass, la guerra fantasma en el corazón de Europa” (Ediciones Exorma).
Enmarcar el libro en un género literario es muy difícil, son algunas cosas: un reportaje, un texto de historia, un libro de viajes, una historia, un tratado de estética, un ensayo sobre antropología y mucho más. Sara describe su camino de acercamiento y cómo se sumergió en los hechos que (para bien o para mal) han marcado la historia.
El libro está dividido en capítulos, cada uno es una especie de viaje, la proyección hacia algo que a los ojos de un occidental sin ninguna experiencia bélico podría parecer surrealista. En cambio, es solo la descripción de la verdadera cara de la guerra, la que uno no quiere mirar.
Los (ahora pocos) ancianos que tienen memoria de la Segunda Guerra Mundial encontrarán la historia perfectamente racional y lineal, mientras que los demás pueden desestabilizarse en la búsqueda de una lógica en lo que podría parecer kaos. Obviamente “apareciendo”, porque en realidad es la forma clásica de guerra, la que experimentan las personas en carne propia, las personas que viven y mueren, las personas que luchan.
En la guerra hay muchas formas de luchar, no solo hay quienes toman las armas, Sara da una visión general de los que considera más representativos, surge una descripción muy clara sobre por qué la gente de Donbass no puede ser derrotada.
En el libro, Sara se toma más libertades narrativas que las rígidas apuestas impuestas por los deberes del testimonio en video. Encontrarás una historia que además es muy introspectiva, que fascina e intriga.
La mano del director, sin embargo, también emerge entre las páginas del libro, de hecho Sara acompaña la narración con una banda sonora y la escritura se enriquece con numerosas fotografías en su mayoría tomadas por ella. La historia logra estimular los cinco sentidos, a través de Sara también se pueden percibir los olores, sabores y concreción del material.
El libro sale siete años después de los primeros hechos narrados, muchos de los protagonistas de esos hechos ya no están allí: mártires antifascistas que siguen viviendo en luchas pero también en historias. El conocimiento y la memoria son la mejor barrera para el resurgimiento del fascismo.