Entrevista con el periodista vasco Pablo Gonzalez corresponsal de guerra en Nagorno Karabaj

«Azerbaiyán es una dictadura y cuando una dictadura gana a una democracia, el derecho de la población se ve amenazado»

*Ricard Jiménez / Nueva Revolución (nuevarevolucion.es)

Tras semanas de incertidumbre, de bombardeos cruzados y una incesante escalada de tensiones – porque ahora a la guerra se la llama así, escalada de tensiones, según los medios generalistas – en Nagorno Karabaj todo parece haber dado un vuelco de 360º.

Un acuerdo de última hora entre Rusia, Armenia y Azerbaiyán trastorna los análisis previos de cómo iba a discurrir todo en la zona del Cáucaso. Es clave entender el porqué, el cómo, el cuándo y que consecuencias tendrá esto, sin duda, pero sin embargo, a lo largo de todo este tiempo, más allá de estrategias geopolíticas, tengo la sensación de que muchos hemos olvidado a las personas, a quienes sufren y viven el conflicto desde dentro, a pesar de no estar en el frente.

Una de las personas y una de las voces más representativas sobre el terreno, que ha estado allí contando todo lo que ha ido ocurriendo durante este período de más de un mes, ha sido Pablo González, periodista, politólogo y miembro del grupo GeopolitikaZ. Pablo también estuvo como corresponsal en Donbass y conoce muy bien la realidad de los territorios que componen lo que se viene a denominar como espacio post-soviético.

La web de izquierdas Nueva Revolución ha tenido el placer de hablar con el para que exponga la realidad más allá de un titular o de cuatro datos a grandes rasgos. La entrevista se hizo hace ya varias semanas y la situación en Nagorno Karabaj no es la misma en la actualidad por lo que ahora se tiene mas información de lo que ha ocurrido en esta guerra, aun así hemos visto conveniente publicar en la web de EH-Donbass la entrevista debido a su interés para conocer lo que allí ha sucedido.

¿Cómo ha sido, durante todo este tiempo, el día a día en la República de Artsaj? ¿Cuál ha sido (o es) el nivel de amenaza en las calles?

Durante la guerra, el día a día era bastante duro, pero dentro de lo que cabe, comparado con otros conflictos, la situación humanitaria yo diría que es bastante mejor. En este caso, la mayoría de la gente civil había sido evacuada o estaba en refugios antibombas, donde estaban bastante a salvo. Entonces, han muerto más de 50 personas, que es una cantidad grande, pero dentro de un conflicto, de 44 días que ha durado, y con tanto nivel de uso de armamento pesado, quizá no es tanto. La gente, por ejemplo, en casi todo momento ha tenido agua, luz y digamos que los servicios básicos estaban más o menos garantizados. Esto ha podido darse mediante voluntariados, las autoridades y lo que tenía la gente acumulado… Así que no ha ido tan y tan mal como en otras condiciones, que podrían haber sido posibles.

Como decía, sobre todo mujeres y niños han sido evacuados, pero también la gente mayor. Después hay gente que ha querido quedarse y no ha tenido falta de suministros, en cuanto a comida y bienes básicos. En ese sentido no ha habido mayor problema. Si que es cierto que mucha gente se ha desplazado o ha pasado muchas horas en los refugios antiaéreos, que son básicamente los sótanos de los edificios. No es una situación ideal, ni mucho menos, porque esos no son sitios para vivir. Hace frío, hay corriente, no hay baños, por lo que hay que subir a los edificios, corriendo el riesgo de que si hay un impacto… Pero dentro de un porcentaje de probabilidad no es tan alto que esto ocurra. De hecho, la mayoría de gente que ha muerto por artillería no lo ha hecho estando en edificios, ha sido más bien cuando estaba en la calle.

¿Alguna historia o anécdota cotidiana que refleje esta situación y el contexto de la guerra?

No sé ni por dónde empezar… Esto es el vivir día a día. Por la noche bombardeaban y por la mañana sales, mientras no bombardean, a hacer recuento de daños. Ves lo que ha pasado o lo que no ha pasado. Los servicios municipales, que son unos cuantos hombres mayores, que no se han ido y no les da la gana irse, reparan las cosas, limpian las calles, no dejan que todo se acumule, aunque por supuesto también entrar a buscar víctimas si las había. Es un día a día que acaba siendo como el día de la marmota, por repetitivo, donde además cada X tiempo suena la alarma porque puede haber drones en el aire, bombardeos… A veces incluso sonaban los impactos y ya luego sonaba la alarma. Al final te acostumbras a vivir con ello… Te acostumbras a vivir con el ruido del dron encima de ti, que hace un ruido muy característico.

Suena como un cortacésped, que está todo el rato encima, que cuando va a picar contra el objetivo se acelera mucho. La verdad es que provoca pánico, da miedo ese picado, pero la gente se acostumbra a vivir con ello y al final… Comes, cenas y te relacionas con los bombardeos de fondo… Depende de si tienes los nervios más fuertes o menos, al final, no te vas corriendo hacia el refugio y te quedas en la parte superior, porque al final, de un impacto directo de un misil de 300 mm tampoco te va a salvar estar en el sótano. Si tienes casco o chaleco te lo pones, pero la mayoría de población no utiliza nada de eso. Luego está, que si entras en los sótanos pues comes, bebes, te emborrachas con la gente, que siempre te recibe con los brazos abiertos. La gente del Cáucaso en general es muy hospitalaria, pero en Artsaj en particular, te hacen sentir como en casa en muy pocos minutos, por el cariño, por las sonrisas…

En lo particular y en lo personal, ¿qué dificultades se ha encontrado Pablo González para poder cubrir el conflicto sobre el terreno?

El peligro. El peligro de quedar magullado, por decirlo de alguna manera. Pero luego también los movimientos. Moverte en coche con la amenaza de los drones desde arriba pues es… Es una amenaza real y entonces tienes que ir con cuidado… Bueno no, con cuidado no, más bien esperando que la suerte te acompañe, como casi en Star Wars para que el dron no elija el coche, en el que vas a toda ostia, como objetivo. Quitando esto… También ha existido la censura local, que a veces llega a niveles que no son lógicos. Algunas veces no me han dejado fotografiar algo, que incluso está documentado en internet, que dicen que es un secreto militar, pero que no son secretos para nada, porque se sabe y se ve.

No cabe duda de que los turcos y los azeríes tienen acceso a los servicios de mapas de internet a los que, casi en tiempo real, por los que por pocos cientos de euros o dólares tienen mapas muy detallados. Es decir, que nosotros fotografiemos o no fotografiemos ciertas cosas y que salgan publicadas después de un tiempo no tiene nada de malo para el tema militar. Si subes algo en el mismo momento que ocurre pues quizá la artillería puede corregirlo. Pero quizá también es una forma ingenua de pensar, puesto que los drones que vigilan las municiones son bastante precisos y no requieren de ir nutriéndose con un buen número de soldados azeríes buscando fotos en internet para poder corregir su fuego artillero.

Estas cosas son un poco ridículas. Si que a veces puedes decir o pensar que hay que ir cuidando y no decir donde está el ‘qué’ si nadie lo sabe. Por ejemplo, no decir donde está un hospital de ayuda humanitaria… No decir donde está para que no lo bombardeen, pero eso es más de lógica. Pero cosas como donde está el aeropuerto de la ciudad, el palacio presidencial, las carreteras o la central eléctrica… Por eso que tú lo fotografíes o no lo fotografíes y lo cuentes o no lo cuentes, no creo que cambie nada.

También se confunden mucho, porque tienen otros estándares, entre periodismo y activismo. Se creen que los periodistas somos activistas y no es así. Nosotros podemos tener nuestras simpatías personales, pero no es parte de tu trabajo explicarlas. Lo que tienes que explicar es lo que está ocurriendo, el reportaje, la noticia, entonces ellos quieren que expliques su punto de vista y eso no funciona así, por lo menos desde mis estándares. A veces es difícil explicárselo, porque lo convierten en algo personal. Pretenden que tú te mojes o cojas que su punto de vista y pase a ser tuyo y tu no estás para eso. Eso es una dificultad, aparte de que te pueden matar o quedar malherido, perder extremidades o capacidades mentales…

Después, bueno, el internet, que, si hoy en día no tienes acceso, dada la inmediatez, pues no puedes trabajar. Allí no hay internet en el móvil. Antes de la guerra había, que era bastante malo, pero en cuanto empezó desapareció. Así que dependes de hoteles, bares o de lo que encuentres abierto, que a veces son casas particulares. En este sentido si llevas por ejemplo vídeo, de alta calidad, lo llevas claro, por lo de la inmediatez. Por lo demás no ha habido falta de comida, bebida y demás. Así que en este sentido no ha habido mucho problema, las complicaciones principales se basan en la seguridad personal, el internet y esta censura.

Se llegó a un acuerdo entre Rusia, Armenia y Azerbaiyán, pero dentro de este conflicto ha habido más partes involucradas, ¿quiénes y de qué bandos se han encontrado en el frente?

En el frente han combatido las fuerzas azeríes, las fuerzas regulares del Azerbaiyán, se habla también de comandos turcos. Sobre esto último hay informaciones fidedignas porque se han cogido prisioneros guerrilleros sirios, es decir yihadistas traídos de Idlib. Uno de los capturados ha hablado de que les pagan unos 2.000 dólares al mes, más cien dólares por cabeza cortada. Esto es lo que dijo el hombre.

Esta era una especie de motivación para ellos para que no sean pasivos en el combate. Por el lado armenio estaban las fuerzas del estado de Artsaj y las fuerzas regulares de Armenia, que, aunque están entremezcladas y a veces es difícil hacer la separación. También hay voluntarios, reservistas, que a veces se unen a algunas fuerzas o a veces forman grupos de guerrillas.

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