Democracia vendo, que para mí no tengo

«Con el proceso de las elecciones ya en marcha la comisión electoral redujo el número de votantes admitidos de 35,4 a 29,8 millones. No han dado explicación al respecto. Las malas lenguas dicen que así muchos ucranianos no podrán votar. Los que viven en Rusia, entorno a 4 millones, no podrán hacerlo ya que en la embajada y consulados ucranianos en ese país no se va a organizar la votación. Dicen que sus habitantes allí pueden estar influenciados por los servicios de seguridad rusos.»

*Este es un articulo sobre las elecciones presidenciales ucranianas que el periodista de Gara Pablo Gonzalez publico el pasado 29 de marzo en su blog Mundo malo, mundo bueno (naiz.eus/es/blogs/mundomalo). Fue escrito hace tres semanas pero pensamos que lo que expone en el mismo es todavia de actualidad mas aun un dia como hoy en el que se celebran la segunda vuelta de esas mismas elecciones presidenciales ucranianas.  

Hoy quiero hablaros de la democracia y de como la UE exporta, o más bien no, los valores que predica. El tema en este caso son las elecciones en un país post-soviético, Ucrania. Es un país que sigo mucho, pero lo dicho aquí se puede aplicar a otros como Moldavia, Georgia, etc. Países que Bruselas presenta en muchos casos como historias de éxito (success story), pero que en realidad son el peor ejemplo de la hipocresía de la acción exterior de la UE.

Las elecciones presidenciales ucranianas se van a celebrar con graves irregularidades, pero es algo que los observadores internacionales y las instituciones de la UE van a ignorar. Para ellos las elecciones serán legítimas y limpias. Quizás, pueden decir que presentaron pequeñas irregularidades, pero nada más.

Por qué digo algo así si todavía ni se ha celebrado? Pues sencillo, por que son tecnologías viejas como la democracia y que se han perfeccionado. Por ejemplo en Ucrania se presentaron 44 candidatos a las presidenciales, de los cuales 5 han renunciado, dejando 39 personas en una única papeleta electoral de 80 centímetros de largo.

Presentarse a las elecciones cuesta en torno a 175.000 euros. En el país más pobre del continente europeo según el sueldo medio, 39 personas se gastan esa cantidad cada uno para luchar por un puesto casi inalcanzable. Pues no exactamente. Son candidatos técnicos. Algunos por qué tienen un nombre sonoro, como Yuri Timoshenko, el cual seguro que le quitará algunos votos a Yulia Timoshenko, una de las principales candidatas de la oposición, por la cantidad mínima de gente que se equivocará. Sin embargo, lo importante es que cada candidato tiene derecho a poner a sus observadores en los colegios electorales. Es decir, quién más tiene, mejor puede controlar todo el proceso.

Estos observadores se reúnen y forman las comisiones regionales. Las hacen por votación, es decir, la mayoría decide. La mayoría de estos candidatos técnicos son simpatizantes del presidente actual, Poroshenko, quién por supuesto se presenta a la reelección. Cualquier otro miembro opositor simplemente será excluido de estas comisiones.

Una vez que controlas las comisiones y a través de ellas los colegios, no todos, pero la mayoría, especialmente en zonas lejanas de toda observación internacional, puedes aplicar un montón de técnicas para modificar el resultado a tu favor. Desde la simple compra de votos a razón de unos euros, ya en metálico o en bienes de primera necesidad, arroz y macarrones o vodka, según la persona, hasta los denominados “tíos vivos”. Un método que consiste en que cada persona entra con una papeleta ya rellenada y de vuelta trae una en blanco. En Ucrania hay una papeleta por persona más un 0,5% más del total para por si acaso, quién las controla (comisiones) controla buena parte del proceso.

Otro punto más es el número real del electorado. Con el proceso de las elecciones ya en marcha la comisión electoral redujo el número de votantes admitidos de 35,4 a 29,8 millones. No han dado explicación al respecto. Las malas lenguas dicen que así muchos ucranianos no podrán votar. Los que viven en Rusia, entorno a 4 millones, no podrán hacerlo ya que en la embajada y consulados ucranianos en ese país no se va a organizar la votación. Dicen que sus habitantes allí pueden estar influenciados por los servicios de seguridad rusos. Tampoco han admitido observadores rusos en estas elecciones y han puesto pegas a aquellos de otros países que consideran no leales a las políticas actuales de Kiev.

Algo parecido quieren hacer con los periodistas. A gran parte de los corresponsales que hemos llegado a Ucrania estos días nos han “entrevis-interrogado”. Qué cuales son nuestras simpatías políticas, qué que hemos escrito sobre Ucrania y Rusia recientemente, dónde hemos estado y por qué, quién nos paga y dónde publicamos, si hemos escrito cosas negativas sobre Ucrania o favorables a Rusia, etc. Muy normal todo. Una success story de la libertad de palabra y democracia.

Son pequeños ejemplos de algo bastante gordo. De algo que se hace en la frontera oriental de la UE y que se hace mal. Sin embargo, nadie protesta, nadie monta en cólera y no hay notas de protestas de las cancillerías cuyos periodistas pasan por este mal y absurdo trago. Mientras la UE se comporte así, no puede pretender ser ningún referente moral. No está exportando bienestar y democracia sino autoritarismo y corrupción.

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