Perevalsk, RPL: Ayuda humanitaria para los niños con discapacidad

Jatorrizko bertsioa errusieraz: Olga Luzanova (Slavyanushka.ru)

Erdarazko bertsioa: Nahia Sanzo (Slavyangrad.es)

head_touched2En el anterior artículo, hablaba de dos instituciones de cuidado de menores en Perevalsk en las  que habíamos entregado ayuda humanitaria financiada por residentes de diferentes países de Europa. Una de esas instituciones es el centro regional de rehabilitación de niños con discapacidad de Perevalsk.


Según Ekaterina Chigrin, el centro es una institución especializada en la rehabilitación de niños con enfermedades que afectan al desarrollo mental, al sistema nervioso o muscular. El centro recibe menores de 18 años con discapacidad o en riesgo según los siguientes diagnósticos: parálisis cerebral, poliomielitis o traumas, deformidades en las extremidades tanto congénitas como adquiridas, miopatías, oligofrenia, distrofia muscular, signos de retraso mental, síndrome de Down y enfermedad de Fölling.

El centro se encarga del trabajo práctico con los niños con discapacidad y sus familias. Ese trabajo incluye: rehabilitación física (fisioterapia y masaje); trabajo social y educativo (clases de apoyo con profesionales y psicólogos); apoyo a las familias aportando información actualizada sobre el tema del desarrollo infantil a las familias usando libros, películas, entrenamiento y dando la posibilidad de conocer a otros padres para intercambiar información, ofrecerse apoyo mutuo y forjar relaciones de amistad. El centro dispone también de un programa de vacaciones y varios eventos culturales para los niños y para sus familias.

img_0442aaEl 23 de febrero, fui invitada a regresar al centro para conocer a quienes iban a recibir la ayuda entregada. Las madres con sus hijos se encontraban en una sala amplia. La carga de ayuda humanitaria que habíamos entregado había sido repartida en bolsas colocadas junto a la salida: cada familia los recibía al abandonar el centro. La dirección del centro, junto a los padres, nos agradeció en repetidas ocasiones por la ayuda. Los niños también parecían sociables y contentos: algunos de ellos recitaban poesía, otros nos hablaban de sus actividades favoritas en el centro. Fue un placer hablar con ellos.

Diana, de 3 años

Le pregunté a Diana: “¿Quién es tu mejor amiga?”. Y respondió: “mamá”.

img_0553aaZhenya  y Polina, ambas de 10 años, parecían ser las más habladoras. Polina dijo que llevaba dos años acudiendo al centro. Zhenya  no recordaba cuando había empezado a venir. Les pregunté qué hacían normalmente en el centro.

Zhenya: “Jugamos, vamos a la sala de masajes, hacemos deporte. Los profesores y los psicólogos trabajan con nosotros”.

Polina: “Me gusta hacer actividades con Ekaterina Vladimirovna, por ejemplo hacer formas en la arena”.

“¿Te gusta hacer manualidades?”

“Sobre todo me gusta jugar”, admite Polina.

Zhenya: “Lo que más me gusta es el entrenamiento psicológico: siempre me siento bien después de la charla. Me gustan mucho nuestras profesoras: Olga Ivanovna en el masaje y Ekaterina Vladimirovna en psicología”.

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“¿Con qué frecuencia vienes al centro?”

Zhenya: “Veníamos todos los días en verano, pero ahora vamos al colegio, así que venimos una vez al mes. Bueno, también venimos a actividades culturales de vez en cuando”.

“¿Vais al colegio ahora?”

Zhenya: “No. Mi colegio, el número 8, está cerca de la carretera. Todavía es muy peligroso. Seguramente las clases volverán a empezar el martes. Pero todavía no nos han dicho nada”.

Polina: “Yo no voy al colegio. Un profesor viene a mi casa”.

“¿Qué os gusta estudiar?”

Polina: “Me gusta el dibujo y la historia natural”

Zhenya: “Se me da bien el ruso y el ucraniano. También me gusta la historia natural”.

“¿Estudiáis ucraniano en el colegio?”

Polina: “Sí. Normalmente hablo ruso y el ucraniano es más difícil para mí. Creo que pueden sustituirlo por otro idioma algún día”.

Zhenya: “Nuestro profesor de inglés se ha marchado, así que tenemos más clases de ruso en vez de inglés”.

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Una de las madres, Olga, se acerca a hablar conmigo: “Gracias por ayudar a nuestros hijos, no lo esperábamos. Esta ayuda es muy importante para nosotros. Nuestros hijos son con discapacidad, no podemos dejar nuestros hogares con facilidad. Los niños sanos también quieren tenerlo todo, pero aun así no es comparable con los nuestros, que siempre reciben menos. Gracias, ahora tenemos todo lo que necesitamos. Espero que la guerra acabe pronto”.

Otra mujer junto a ella se une a la conversación. “Gracias por preocuparos por nosotros, gracias por pensar en nosotros, por no olvidar a la gente del pueblo. Gracias”.

img_0450aaPolina, de 17 años, habla en representación de los niños: “Gracias a esa gente que hace cosas para ayudar a otros. Esta ayuda humanitaria es para niños que no pueden hablar y que no pueden moverse. Es lo mejor para ellos: un poco de alegría para cada niño y para cada padre de un niño discapacitado. Es un rayo de luz para todos los niños. Muchas gracias”.

La otra Polina, con quien había hablado antes, añade: “Muchas gracias por venir. Estamos muy contentos. Gracias”.

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Ekaterina Vladimirovna Chigrin, directora del centro: “Tenemos 16 niños en nuestro departamento, niños con discapacidad. Obviamente, estos niños necesitan un cuidado especial, por lo que estamos muy agradecidos por esta ayuda. En nuestro distrito hay unos 160 niños con problemas que no están registrados en nuestro centro y nos gustaría poder ayudarles a ellos también, si fuera posible. Agradecemos esta ayuda en nombre de los trabajadores, los padres y los niños”, dijo antes de presentarnos una carta de agradecimiento de padres y trabajadores del centro.

Al final de la visita, alguien mencionó los medicamentos. Sugería a los padres que escribieran los nombres de todas las medicinas que necesitaban sus hijos. Las madres comenzaron a elaborar listas rápidamente. En cuanto obtenga esas medicinas, nuestra misión humanitaria continuará.

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