Hace ya meses que la escasez de medicamentos, y en muchas zonas, especialmente las cercanas al frente también la escasez de profesionales médicos, es un problema grave, pero la situación alimentaria también comienza a ser preocupante para aquellos grupos sociales que dependen de unos ingresos que ya no llegan. Mientras las Repúblicas Populares comienzan ahora a crear los fondos de pensiones que aún no llegan a todas las ciudades y tratan de crear un sistema bancario que pueda reactivar la economía y las pensiones de Kiev dejan de llegar, muchos pensionistas, madres solteras, familias de bajos ingresos o quienes lo han perdido todo por la guerra se ven obligadas a vivir de la ayuda humanitaria que llega a Donbass.
Desde hace meses, las Repúblicas Populares comenzaron a crear comedores sociales en los que se garantiza, al menos, una comida sin coste alguno. Estas cantinas son especialmente importantes en zonas como Pervomaysk o Ilovaysk, destrozadas por los bombardeos o meses de lucha continua. A pesar de estas iniciativas, que solo ayudan a paliar un problema más grave, Naciones Unidas advierte de la posibilidad de una catástrofe humanitaria.
Ayer, 14 de diciembre, la Fundación de Rinat Akhmetov, dueño del Shakhtar Donetsk y de un buen número de empresas e industrias en la zona, confirmaba en un comunicado que los miembros del batallón voluntario Dnepr-1, vinculado tanto a otro de los más famosos oligarcas, Igor Kolomoisky, como al Sector Derecho, habían impedido el paso de los 22 camiones que transportaban 400 toneladas de alimentos “para los civiles más vulnerables de Donetsk y Lugansk”.
La poco creíble versión oficial inicial de que se trataba de problemas burocráticos y falta de permisos pronto dejó paso a la evidente motivación política. Valentyn Manko, miembro del Sector Derecho y del Dnepr-1 lo confirmaba abiertamente en su perfil de Facebook.
“Los camiones ucranianos reparten alimentos a Donbass todos los días para evitar que los separatistas se mueran de hambre. Ahora, señor Zakharchenko, no verás ayuda humanitaria hasta que nuestra gente sea liberada, tal y como ya habíamos acordado”, dice Manko, exigiendo la liberación de seis miembros del radicar Sector Derecho. Hasta entonces, promete, no permitirá que la ayuda humanitaria ucraniana, en la práctica la ayuda humanitaria de Rinat Akhmetov, llegue a territorio rebelde.
De la misma forma que ocurre cada vez que Rusia anuncia la llegada de un convoy de ayuda humanitaria que Ucrania pasa a condenar como una violación de la soberanía del país, la disputa es solo un episodio más en una guerra política más amplia entre Kolomoisky y Akhmetov y los representantes políticos a los que cada oligarca apoya. Una de las más recientes batallas ha enfrentado al propio Manko y a Sergey Sazhko, acusado de ser el hombre de Akhmetov, por un asiento en la Rada. Sazhko fue finalmente elegido por el distrito 59 de la provincia de Donetsk.
“El convoy humanitario de Rinat Akhmetov lleva 20 camiones con alimentos, ropa térmica y mantas a Donetsk todos los días. ¿Ayudas a los separatistas? ¿Es que no ve tu Gobierno que estás financiando a los terroristas? ¡Esto es una ofensa punible! Así que, señor Akhmetov, vamos a parar sus convoys.
“Ni un solo camión con alimentos va a entrar en Donetsk”, insiste Manko ante un Akhmetov que, aunque sigue luchando por colocar a su gente a ambos lados de la frontera rebelde, insiste en dejar claro a quién debe su lealtad y termina diciendo que continuará entregando ayuda humanitaria “de forma transparente, según los estándares internacionales y solo a los ciudadanos pacíficos”.
Mientras tanto, la sección rusa de Cruz Roja prepara un convoy de ayuda humanitaria para esta semana, al igual que el Ministerio de Emergencias ruso, que ya ha anunciado que forma el que debe ser el décimo convoy con alimentos, material para la reconstrucción de la zona y regalos de año nuevo para los niños de Donbass.